La localidad arratiana de Zeanuri puede presumir del bello y atractivo patrimonio del conjunto monumental de Eleizondo conformado por la parroquia de Andra Mari, construida en la primera mitad del siglo XVIII sobre otra iglesia anterior del siglo XVI, y que alberga en su interior uno de los más bello retablos de Bizkaia; la ermita humilladero de la Piedad, que acoge la imagen de San Valentín y por cuyo pórtico pasaba el antiguo camino real, cuyos restos aún se pueden ver; y la cruz conmemorativa de Néstor Basterretxea, erigida con motivo del centenario de la cruz de Gorbeia.

Junto al cuidado y mantenimiento de este importante patrimonio material, los vecinos de la barriada de Eleizondo siguen manteniendo viva la tradición de festejar la festividad de San Valentín, una celebración de carácter popular que en 2021, y debido a la situación sanitaria a causa de la pandemia, se tuvo que llevar a cabo prácticamente en la intimidad, pero que ayer domingo volvió a recobrar su formato habitual aunque eliminando del programa de actos la degustación del barauskarri, un sencillo refrigerio que se reparte entre los asistentes a base de tocino, pamitxa, vino o agua.

El buen tiempo acompañó y propició la asistencia de numerosos devotos y vecinos de diferentes puntos de Arratia a una jornada festiva matinal que comenzó, a las 11.30 horas, con la misa que se ofició en la parroquia de Andra Mari y el posterior traslado en procesión de la imagen de San Valentín a la ermita de la Piedad donde permanecerá hasta el próximo año. Se trata de un corto recorrido, de tan solo unos 50 metros de distancia, y que se realiza con gran solemnidad y con el acompañamiento musical de txistularis de Zeanuri.

Medición de la encina

Una vez que la imagen de San Valentín fue trasladada a la ermita humilladero, dio inicio el acto más esperado de la festividad; la medición de la encina situada frente al pequeño edificio religioso de la Piedad, una tradición que se repite, año tras año, desde 1959. Como apunta el vecino de Eleizondo, Pedro Lejarza, el actual ejemplar “sustituyó a otro que existía anteriormente en el mismo lugar. Se plantó en 1958 y fue traído por Guillermo y Marcos, del caserío Zutzute, en un carro tirado por una yunta de vacas desde el monte Eleizbaso y fue plantada junto a otros vecinos de Eleizondo”.

La medida se lleva a cabo, siempre, a un metro y medio de altura y los encargados de ajustar el metro para conocer el grosor actual del árbol fueron Igor Intxaurraga, que asumió la labor en 2016 tras el fallecimiento de Gregorio Lejarreta, y la vigente mayordoma hasta ese momento, Irantzu Arana. Ante la atenta y curiosa mirada de todos los allí presentes, se hizo pública la cifra: 191,30 centímetros, es decir, tres milímetros más que el año pasado.

Después se anotó la medida en el libro de actas, creado en 2008 para dar carácter oficial al acto, y que fue firmado por Lejarreta y Arana. A continuación, y tal y como manda la tradición, la mayordoma saliente hizo entrega del libro de actas y de las llaves de la ermita humilladero a la mayordoma entrante, Rosi Ipiñazar que cogió el testigo con emoción e ilusión.