Los test de antígenos se venden desde este sábado a un precio fijo de 2,94 euros, a menos de la mitad de lo que se llegaron a vender a finales de diciembre cuando las pruebas diagnósticas escaseaban en las farmacias de Bizkaia. La restricción de precios de estos productos ha sido aplaudida tanto por consumidores como por buena parte del sector sanitario y farmacéutico. Sin embargo, consideran que el precio máximo es demasiado alto y que llega "tarde" y que debería haberse puesto en marcha antes de la Navidad cuando se produjo el aumento de covid por la sexta ola.

El Boletín Oficial del Estado (BOE) ha publicado este sábado el acuerdo de la Comisión Interministerial de Precios de los Medicamentos (CIMP) para fijar un precio máximo de venta al público de 2,94 euros en los test de antígenos de autodiagnóstico de la COVID-19 en las oficinas de farmacia, que entra en vigor este sábado.

Esta medida también recoge que estos 2,94 euros de tope serán también de aplicación a los tests de uso profesional para su uso con finalidad de autodiagnóstico que cuenten con autorizaciones expresas de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), así como a aquellos otros tests que, de forma temporal y para garantizar el abastecimiento de test de autodiagnóstico se ha permitido su comercialización temporal por parte de esa Agencia.

La bajada de precios ha sido aprovechada por el consumidor para dotarse de suministro suficiente por si "otra ola" vuelve a agotar los antígenos. "En navidades fue imposible encontrar uno. Ahora me he comprado cinco porque no quiero que me pase lo de diciembre que tuve que hacerme una prueba en una clínica privada pagando 35 euros de mi bolsillo", explica Saioa Saéz. No es la única a la que en diciembre le tocó peregrinar por las farmacias de media Bizkaia en busca del test perdido para saber si, tras el contacto con un positivo, era o no portador del virus.

Xabier Martín se pasó tres días intentando hacerse con una prueba diagnóstica y finalmente las encontró en Galdakao: "Estaba desesperado y llegué a pagar 8 euros por cada uno. Una barbaridad, pero no nos quedaba otra porque en la familia necesitábamos recuperar la tranquilidad y saber quién estaba o no contagiado en plena Navidad", apunta.

Los propios farmacéuticos, aunque se muestran colaborativos con la medida de ajustar los precios aseguran que el precio de venta máximo supondrá que la mayoría de las farmacias tendrán en este momento que dispensar los productos sanitarios por debajo de su precio de coste.

FRUSTRACIÓN

Para el farmacéutico de Leioa, Javier Fernández Baranda, la gestión de la venta de los antígenos en su farmacia, ubicada en el barrio de Artatzagana ha supuesto un proceso frustrante y le ha provocado "ansiedad" y más de un momento de "mala leche". Según relata este profesional sanitario, en diciembre se produjo lo que él califica de crisis de los antígenos. La sexta ola, con la variante ómicron y la cercanía con las navidades agotaron las existencias en las farmacias de Bizkaia y conseguirlas se convirtió en una odisea tanto para el consumidor, como para los farmacéuticos. "La tensión ha sido brutal", confiesa a DEIA.

A finales de diciembre ninguno de los mayoristas tenía disponibilidad y, tal y como relata Fernández aparecieron mayoristas alternativos -empresas que tienen montadas redes de importación de China- que ofrecían antígenos, pero a precios que cuadruplicaban el de junio. "Tuvimos que adelantar el dinero y a un precio desorbitado. No era un tema comercial, teníamos que atender esa demanda. La venta de antígenos no ha sido una oportunidad comercial sino un problema asistencial", aclara.

ENTIENDE EL ENFADO DEL CONSUMIDOR

Javier Fernández entienden que los consumidores estén cansados de tener que hacer frente al pago de lo que se ha convertido en un bien de primera necesidad. "Han pagado mucho y por todo. El consumidor piensa que nos hemos hecho de oro y para nada. En diciembre en mi farmacia vendimos algo más de 3.000 antígenos y eso supuso el 1% de mi facturación", cuenta. Partiendo de que los profesionales de las farmacias anteponen la salud de los pacientes, asumen el precio fijado por el gobierno, pero no sin mostrar su hartazgo. "No estoy en contra de que los precios se equiparen, pero en mi opinión no deja de ser injusto cuando las farmacias, nos hemos tenido que buscar la vida para dispensar los test de antígenos a nuestros clientes", relata Javier.

Precisamente, Fernández asegura que su única obsesión el 13 de diciembre era localizar a un mayorista que le dispensara los test. "El 28 de diciembre a las 12.00 de la noche estaba descargando un camión que llegó de Alemania para al día siguiente atender la demanda de 800 test que tenía en una lista de espera". Aunque por el momento no hay problema de abastecimiento en las farmacias, la bajada de precios agotó ayer el suministro en algunas boticas. Leire Sánchez compró cuatro aprovechando el nuevo precio. "Entre mascarillas, geles y los test de antígenos nos dejamos medio sueldo. Es una vergüenza", concluye la vecina de Bilbao.