La Guerra Civil sigue desvelando sus huellas físicas en Enkarterri. El viernes se divulgaron los primeros datos de una campaña de excavación de un puesto de vigilancia antiaéreo en el monte Arbalitza de Balmaseda y al día siguiente una jornada de prospección del grupo de investigación Crónicas a pie de fosa, que promueve la localización y exhumación de fosas comunes, dio con varios objetos que testimonian la intensidad de las escaramuzas en el Pico Laia de Sopuerta. Entre ellos, un proyectil que fue detonado de forma controlada por la Ertzaintza sin causar desperfectos.

La salida perseguía buscar los restos de un enterramiento donde estarían sepultados entre tres y cinco milicianos, como expresan Jesús Pablo Domínguez Varona y Aiyoa Arroita Lafuente, técnicos de Aranzadi e impulsores de Crónicas a pie de fosa. Así, junto a “varios kilos de munición disparada y no disparada aparecieron materiales de gran interés, como hebilla de cinturón y correaje”. Desenterraron también “un proyectil de artillería del calibre 105 milímetros en perfecto estado de conservación, disparado por los sublevados desde el Puerto de Las Muñecas contra los defensores republicanos apostados en el Pico Laia” con un alcance de dos kilómetros. “Cuenta con 2,20 kilos de explosivo y se le llama rompedor porque genera un cráter de dos metros de anchura y uno de profundidad”, describe Domínguez Varona.

Estaban en Sopuerta para realizar un estudio de las zonas de combate “con la doble ocupación republicana y sublevada tras su conquista en julio de 1937”. Para ello, toman como referencia el libro sobre memoria histórica publicado este año con material de los investigadores de la localidad Javier de la Colina, padre e hijo, y el Museo de las Encartaciones.

En 2020, por mediación de Javier de la Colina, Jesús y Aiyoa conocieron al soportano Gaspar Neira, que en su juventud presenció cómo se enterraban a milicianos en una fosa común en el lado norte del Pico Laia, limítrofe con Cantabria. Les narró también que poco después, él tuvo que hacer lo mismo con tres fallecidos. En su compañía recorrieron el monte en verano de 2020. En marzo, abril y mayo de 2021 la búsqueda de los restos se intensificó gracias a un equipo que acudió al lugar con material para llevar a cabo un rastreo más en profundidad con medios electromagnéticos. Hasta la fecha suman en total cinco prospecciones en un paraje que “apenas se había analizado hasta ahora”. Además de cartuchos, balas o monedas, observaron vestigios de dos refugios y “grandes depósitos de materiales de los llamados batallones de limpieza, que se dedicaban a peinar el paisaje al acabar el conflicto, pero “nunca habíamos visto placas de cinturones de gudaris a los que, como aquí, parecían haber arrancado el escudo del Ejército Vasco”.

En otro paralelismo con Balmaseda, pudieron documentar que en la misma área se produjeron acciones en la última Guerra Carlista. “Un buen emplazamiento continúa siéndolo con seis décadas de diferencia”, asegura.

Artillería

Del bando sublevado. Hallado en perfecto estado de conservación, el proyectil pertenecía al bando sublevado, que lo lanzó desde el Puerto de Las Muñecas.

La jornada de prospección del sábado forma parte de un estudio que toma como referencia el libro sobre memoria histórica de Sopuerta que menciona una fosa común.