Tal día como hoy, pero de 1920, la tragedia conmocionó a dos cercanas comarcas: la de Nerbioi-Ibaizabal y la del valle de Arratia. Tres autocamiones con fieles de Arrigorriaga, San Miguel y de Basauri partieron de madrugada para acudir a la tradicional fiesta de San Antonio en Urkiola, y al tomar la cerrada curva del puente Zubieta, en la localidad de Lemoa, uno de los vehículos hizo un viraje extraño y se precipitó al río. El accidente se saldó con la pérdida de seis vidas y numerosos heridos, tiñendo de negro esa importante jornada festiva, de fe y devoción. Los ecos del fatídico suceso aún resuenan en la memoria de peregrinos y habitantes de mayor edad, aunque el centenario del siniestro pasó, el año pasado, prácticamente desapercibido a causa del impacto social provocado por la pandemia.

Y tan frágil como los recuerdos es el relato en papel de aquel suceso, que en forma de romance, guarda con mimo y cuidado desde hace más de cuatro décadas Juan Manuel Etxebarria Aiesta tras su inesperado hallazgo en un caserío de Zeberio, su localidad natal, en una de sus visitas a vecinos en busca de mitos y leyendas de la zona. Lo hace desde 1975, cuando el Doctor en Filología Vasca en Etno-Lingüística entró a formar parte en el equipo Etniker-Bizkaia de José Miguel de Barandiaran para colaborar en el Atlas Etográfico de Vasconia. “En una de la primeras reuniones le conté una leyenda a Barandiaran y al ver su importancia me animó a recoger estos mitos en Gorbeialdea, empezando por mi pueblo”, explica. El sacerdote, antropólogo y etnólogo aconsejaba a sus discípulos crear un ambiente de confianza antes de las entrevistas para conseguir frutos entre los informantes. “En mi caso contaba con una ventaja, ya que he sido durante muchos años organista de las diferentes iglesias de Zeberio y la gente me ha tenido especial aceptación. Después de las misas, en el pórtico, aprovechaba para preguntar a los mayores sobre mitos, leyendas, canciones, refranes etc... y siempre sacaba algo directa o indirectamente”, reconoce.

Así ocurrió en 1979, tras un oficio religioso en la iglesia de Santa Cruz. “Pregunté a Txomin Aretxaga si conocía alguna leyenda y me respondió: Yo no, pero Zipriano Etxebarria del barrio Bertzuten sabe de eso”. Hasta allí se trasladaron ambos días más tarde, y la jornada fue más fructífera de lo inicialmente esperado. “Encontramos a Zipriano cortando leña en el portal de casa. Allí mismo nos sentamos, y me contó bonitos mitos y leyendas. Al terminar nos dijo: mi hermana que vive en ese caserío sabe más de esto. Acto seguido fuimos a la casa de Damiana Etxebarria que nos recibió con los brazos abiertos. Me contó preciosas leyendas y mitos. Después, con la ayuda de su hija Rosalía nos preparó una merienda y seguimos charlando”.‘Bertso-paperak’ en una caja

Era tal el clima de confianza y familiaridad generado que Juan Manuel Etxebarria fue más allá en su interés por llevar a cabo una recogida interdisciplinar de información y preguntó a Damiana si tenía algún bertso-paperak, es decir, hojas volantes con estrofas de los bertsolaris, de temas variados, que antiguamente se vendían en ferias, mercados y fiestas y otras aglomeraciones de gente. “Me dijo que su hermana guardaba unos papeles en una cajita y, cuando la trajo y la abrí, ¡había un montón de bertso-paperak!. Estaban bien doblados y algunos agujereados por los pliegues de tanto usar”, recuerda aún con emoción, la misma que sintió cuando Damiana le regaló todos los escritos. La mayor parte estaban en euskera, otros combinando euskera y castellano y solo unos pocos en castellano, entre ellos “el romance que narra la catástrofe en el puente Zubieta, de Lemoa, que ocurrió el 13 de junio de 1920”, precisa. No está firmado ni datado, aunque aparece el nombre de una imprenta de Gernika como lugar de impresión, “y debió ser algo muy sonado en su tiempo que quizá llegara a Zeberio porque esas hojas igual se vendían o lanzaban en Urkiola para dar a conocer lo que pasó”, elucubra Juan Manuel Etxebarria.

Y como la filosofía del etno-lingüista es “devolver al pueblo, lo que es del pueblo”, todos esos bertso-paperak se encuentran publicados bajo el título Zeberioko Kantak junto a canciones recopiladas en esta localidad, dando lugar al libro Nº 259 de la colección Auspoa-Liburutegia del jesuita Antonio Zabala. La divulgación de sus hallazgos e investigaciones es una constante en su trayectoria “a través de libros, artículos en revistas o conferencias”, apostilla.