“El covid nos ha sacado los colores. Ha ridiculizado esa búsqueda del bienestar individual. La pandemia ha colocado en el centro de la vida a las personas y ha evidenciado la importancia de los vínculos”. Esta es una de las conclusiones de Carlos Bargos, director de Cáritas, después de ver cómo miles de personas se acercaban a pedir ayuda y muchas pasaban de un día para otro a la exclusión. El año pasado Cáritas atendió en Euskadi a 27.608 personas, de estas 13.096 en Bizkaia. Uno de los datos más preocupantes que arroja el análisis son las 5.133 personas que llegaron por primera vez en busca de ayuda de las que un 48% eran mujeres. La principal causa detectada es “la gran precariedad” en el empleo. “El covid ha mostrado lo extendido que está entre los más vulnerables el empleo informal, sin contrato, cuya pérdida ha provocado situaciones de pobreza severa”, denunció Bargos.En estas circunstancias encaja el perfil de las nuevas personas atendidas en Cáritas en Euskadi en 2020, en un contexto de pandemia que causó el confinamiento de la población y condicionó la actividad de la entidad, volcada en la atención “individualizada, de persona a persona” y difícilmente comparable con la de años anteriores.

Según el balance de intervención realizado ayer por sus responsables, la entidad realizó una inversión económica en el País Vasco de casi 7 millones de euros y contó con un total de 3.666 personas voluntarias, de ellas 330 nuevas incorporaciones.

Su actividad ha estado totalmente condicionada por la pandemia, que ha aflorado problemáticas entre los más vulnerables como las dificultades para mantener una vivienda, la brecha digital y la “mella psicológica” en el colectivo.

El director de Cáritas Bizkaia confesó que “en marzo de 2020 nos encontramos con miles de familias desprotegidas, muchas procedentes de la economía informal, que de un día para otro se quedaron sin trabajo”. Muchos de ellos, según continuó, no disponían de un “amortiguador”, en alusión a una ayuda social o un ERTE, o no tenían derecho “a una cuenta bancaria” a la que hacer llegar las ayudas en momentos de confinamiento.

La pandemia ha dejado al descubierto “el factor de expulsión que ha tenido el empleo informal, que “protege muy poco” y que “ha arrojado a la pobreza” a personas que ya antes estaban en precariedad, explicó la responsable del departamento de Análisis y Desarrollo de Cáritas Bizkaia Ana Sofi Telletxea. Según dijo, “tenemos un entorno de integración precaria, que no vemos hasta que llega una crisis”, y con la pandemia, personas que no necesitaban de Cáritas “de la noche a la mañana” han pasado a necesitar su ayuda. En este contexto, la entrada en el circuito de Cáritas es rápida, pero la salida y la recuperación son “muy lentas”, advirtió.

Uno de los primeros impactos de la pérdida de trabajo que ha constatado Cáritas ha sido la dificultad de los afectados para mantener la vivienda, una realidad que va en aumento y que evidencia “la debilidad” existente en el derecho social a la vivienda.

Junto a las problemáticas más habituales en los períodos de crisis, Cáritas ha advertido de que la covid-19 ha extendido nuevas formas de vulnerabilidad y exclusión social como la brecha digital, que “aleja a los menores de la igualdad de oportunidades en los estudios” y dificulta a los adultos el acceso a prestaciones y servicios on line.

Asimismo, el debilitamiento de las redes de relación, el aislamiento social y “la fatiga” que ha provocado la pandemia ha hecho “mella en la salud física, psicológica y emocional, con personas afectadas psicológica emocionalmente por la incertidumbre y la inseguridad”.

Familias

La realidad de familias con menores encabezadas por mujeres está muy presente. En 2020, 6.267 personas acompañadas pertenecían a familias con menores, de las que un 43% eran monoparentales .

14 millones

Los responsables de Cáritas Bizkaia destacaron la adaptación de servicios de la entidad para propiciar la prestación de ayuda a los más vulnerables durante el año marcado por la pandemia y valoraron “el apoyo generoso” recibido de la sociedad por valor de 14,4 millones de euros a su organización, muy por encima de lo habitual.

“El covid ha ridiculizado esa búsqueda del bienestar individual, nos ha sacado los colores”

Director de Cáritas