Sucedió el 7 de enero, cuando una lengua de tierra de grandes dimensiones cayó sobre el camino que lleva a los pies de la ermita de San Juan de Gaztelugatxe. Desde entonces, uno de los iconos principales del turismo en la costa vizcaina, además de símbolo de Bermeo, permanece cerrado. Y tiene pocos visos de abrir no solo próximamente, en primavera, sino incluso en verano. La magnitud del desprendimiento que afectó a la zona y la necesidad de estudiar en profundidad y poner el necesario remedio a la situación de un biotopo protegido en el que entran en juego diferentes administraciones, complica sobremanera su reapertura. El cierre va para largo.

Mientras el istmo permanece cerrado por el evidente riesgo de nuevos desplazamientos de tierras, sigue habiendo inconscientes -y es el calificativo más benévolo- que suben a la ermita, haciendo caso omiso de todas las recomendaciones de no ir al peñón. O, directamente, hay personas que se saltan todo tipo de prohibiciones al paso, instaladas principalmente en la zona de Urizarreta. Para muestra un botón: "En apenas cincuenta minutos que estuvimos en la zona, vimos cómo hasta 600 personas se saltaban todo tipo de prohibiciones para acceder hasta la zona", señalan desde Herri Babesa (Protección Civil) de Bermeo, que mantuvo una permanente vigilancia durante las restricciones de la pandemia, pero que ya no ejerce esa labor. La cifra no es baladí, y entraña un peligro más que evidente. "La zona sigue moviéndose. Y hay serio riesgo de que vuelva a caer, con todo lo que ello pueda conllevar. Es un área sensible, donde confluyen manantiales y que el mar va comiéndose poco a poco el frente costero", aseguran gráficamente. "Es muy inestable, y más , cómo ha sucedido en Semana Santa, si hay muchas personas por allí", ahondan. "No podemos permitir que haya ningún riesgo", según alertan.

Los desaprensivos que acceden a Gaztelugatxe lo hacen principalmente desde Ermu, la zona más próxima a Bermeo. "Se cuelan por algún lado", explican desde Herri Babesa. "Y no son gente de la zona, ya que hemos detectado hasta ciudadanos franceses que acampan de alguna forma en las inmediaciones del cabo de Matxitxako o en la cala de Arribolas y acceden desde allí a Gaztelugatxe. Echamos en falta que se hubiera realizado una campaña informativa de cara a Semana Santa, y no solo para la población de Bizkaia o Euskadi, para alertar a todos en general de la situación y evitar que se acercaran a Gaztelugatxe", relatan. "La situación no es la idónea" para acoger a visitantes, agregan.

Según aseguraron a finales de marzo desde la Diputación Foral de Bizkaia, cuyo departamento de Medio Ambiente tiene competencias en la zona, tras una primera valoración, "se decidió ampliar el ámbito de estudio, incluyendo la zona del camino peatonal que baja desde Urizarreta y el camino que discurre entre Urizarreta y el área recreativa de Lurgorri, al haberse constatado nuevos movimientos de terreno en toda la zona". Además, un primer estudio "determinó que es necesario realizar trabajos complementarios de control topográfico e investigación geotécnica para determinar las medidas correctoras a aplicar con el objetivo de evitar nuevos episodios de derrumbes en toda la zona, de manera que Gaztelugatxe pueda reabrir con las máximas garantías posibles". Son labores que se realizan en estos momentos y que determinarán las medidas correctoras a aplicar. como los plazos de reapertura de los accesos. Pero, por ahora, no hay fecha para la reapertura.

Coronavirus. La elección de Gaztelugatxe como Rocadragón, la archiconocida fortaleza de la multipremiada serie de televisión Juego de tronos, hizo que el peñón se llenara de visitantes, hasta tener que tomar medidas para que el área costera no se viera colapsada. Y, durante el pasado año, el coronavirus hizo que el enclave bermeotarra se viera menos invadido. Pues bien, su tirón se mantuvo inalterable, aunque en menor medida. Y es que aunque se redujo el aforo en un 80%, el biotopo protegido recibió el año pasado 61.006 visitas frente a las 322.813 personas registradas en el mismo periodo del año pasado.

"Más que poner parches, se tiene que buscar una solución duradera para Gaztelugatxe"

Herri Babesa de Bermeo