Las obras para minimizar el trenzado de tráfico en Kukularra exprimen al máximo el espacio disponible en ese punto para ganar dos carriles desde Rontegi al Txorierri, a través de un paso inferior, y uno adicional para el movimiento La Avanzada-Txorierri. Todo ello, por lo tanto, implica que además de crecer a lo ancho se crezca a lo alto, o más bien a lo bajo, ya que se creará una carretera a una cota -1 y, así, todo este gran canal de comunicaciones vizcaino pasará a tener cuatro alturas. La previsión es que en otoño puedan estar terminadas todas estas labores complejísimas. Antes, los dos nuevos carriles subterráneos se abrirán de forma provisional en junio, si no se trastocan los planes."En toda esta zona hay cuellos de botella y lo que hacemos es estirarlos", ilustró el diputado de Infraestructuras y Desarrollo Territorial, Imanol Pradales durante una visita a las obras en las que trabajan unas cien personas in situ y en las que se desarrolla la excavación para retirar la tierra justo bajo el ramal que llega desde La Avanzada y va hacia el Txorierri. Allí se construirá el túnel, con unas dimensiones de 15 metros de ancho, 6,5 de alto y 25 de largo. Con él, los conductores que desde Barakaldo quieran seguir hacia Derio se incorporarán al corredor a través de los dos carriles de la izquierda. Este paso partirá desde la propia bifurcación hacia el Txorierri y Enekuri, actualmente ya con dos vías. Los vehículos que deseen continuar hacia Bilbao por Enekuri seguirán tomando el carril actual, al que únicamente se unirá otro que llegará desde La Avanzada. Por otro lado, para aliviar más la circulación, por Kukularra se sumará un carril que viene desde La Avanzada y va al Txorierri, ampliando así el viaducto existente sobre la BI-637. Y, por último, se facilitará una vía de escape desde Rontegi a Enekuri.

El objetivo final de esta intervención, que alcanza los 11 millones de euros, es reducir los trenzados que se dibujan entre los vehículos que llegan desde La Avanzada y Rontegi y que se dirigen a Enekuri o el corredor del Txorierri. Los conductores procedentes de Leioa, que se incorporan a la carretera desde la izquierda, deben atravesar todos los carriles para salir hacia Bilbao, cruzándose con los que llegan desde Ezkerraldea por la derecha y quieren seguir hacia el Txorierri. De ahí que esta fase de las obras en Kukularra vaya a finalizar con una reordenación de los movimientos al volante, para que no se produzcan unos trenzados tan severos que ralentizan la circulación con frenazos y que, además, aumentan la peligrosidad. Porque, además, esta carretera es una de las que más tráfico soporta. "En 2019 estuvimos muy cerca de llegar a saturaciones continuas", recordó Pradales. Los números, de hecho, son abrumadores: circulan por ella más de 200.000 vehículos al día, es decir, cada segundo pasa un vehículo y medio. "Es una obra muy compleja, al estar en un nudo tan difícil por orografía y por tráfico. Pero no solo eso, ya que hay muchas alturas y el terreno es angosto", señaló el representante foral. A ello se añade otro desafío: realizar todos los trabajos sin cortar la vía por completo. "Siguiendo una metáfora de electricidad, este punto de Kukularra es el segundo fusible más importante de la red, el primero es el del intercambiador de Cruces, así que no podemos cortarlo, porque se nos caería la red", explicó el diputado de Infraestructuras y Desarrollo Territorial.

Complejidad

Así que las labores son milimétricas, muy estudiadas y más que precisas. José Miguel de la Fuente, que también guió esta visita al nudo de Kukularra, es el director de obra. Él mismo confirmó que la idea es que "antes de que acabe el año, esté todo finalizado". Pero, asimismo, destacó que "lo que se va terminando, se va abriendo. Eso complica más la ejecución de la obra, pero al usuario le damos el servicio en cuanto algo está hecho". Todo para facilitar el gigantesco tránsito de coches por este nudo. Aunque, como admitió Pradales, se trata de "ganar tiempo al tiempo" hasta que el túnel subfluvial entre Portugalete y Leioa, entre Ballonti y Artaza, pueda ser una realidad. Un panorama que se vislumbra para 2028. "Tenemos, por lo tanto, aún muchos años por delante y debemos dar alternativas a la circulación. Solo tenemos un conector entre las márgenes y eso nos hace vulnerables", reconoció el titular de Infraestructuras. En este sentido, la Diputación también tiene previsto actuar entre el nudo de Cruces y el puente de Rontegi.

"Es una obra muy compleja, al estar en un nudo tan difícil por orografía y por tráfico"

Diputado de Infraestructuras