Mientras el dichoso virus no muestra ni un solo síntoma de compasión, la ciudadanía, es decir, la gente de a pie, los rostros anónimos, los vecinos de al lado, han ofrecido su mejor cara, han tendido sus manos y han ayudado a quien más lo necesitaba. En Gorliz, Plentzia y también Lemoiz, la solidaridad adquirió diversas formas y muchas de ellas confluyeron en la Zaintza Sarea, que acaba de anunciar que cesa su actividad. “Tras observar que el contexto en el que nacíamos ha cambiado y las familias con las que manteníamos contacto se encuentran en otra situación, hemos decidido dar por concluida momentáneamente nuestra labor. Esperemos que, a corto y mediano plazo, no sea necesaria nuestra función. Pero permaneceremos alerta”, consideran los voluntarios.

La andadura de este equipo de buen corazón nació a finales del mes de marzo, con la coordinación de Cruz Roja Bizkaia y los apoyos de los ayuntamientos de las tres localidades. “Hemos trabajado codo a codo con estos organismos y queremos darles las gracias por la ayuda prestada. También a todas las personas anónimas, asociaciones de los tres pueblos y establecimientos comerciales. Sin ellos, no habríamos llegado hasta aquí”, destaca la red de cuidados de Gorliz, Plentzia y Lemoiz. El objetivo era claro: en pleno confinamiento, la misión principal era suministrar alimentos, artículos de higiene y medicinas a personas mayores o a aquellas que estuvieran en una situación de vulnerabilidad. “Tras el desconfinamiento, decidimos seguir con nuestra labor, esta vez sin la ayuda de ninguna institución y a sabiendas que el camino emprendido tenía fecha de caducidad”, comentan ahora los integrantes de esta Zaintza Sarea. Y en todos estos meses, la generosidad ha sido mayúscula, tanto de los donantes de productos como de los miembros de esta red de cuidados. Kukulus Taldea, Izanik, Los Urris, comercios y empresas de la zona, así como personas a título personal han aportado comida a este grupo de voluntarios. Kilos de solidaridad. “En el camino, hemos tejido muchas relaciones con muchas familias y personas de nuestros pueblos. El respeto y la cercanía con las que nos han tratado ha sido el carburante de nuestro trabajo. A todas esas personas, nuestra más sincera admiración, por regalarnos una sonrisa en los momentos más delicados. Durante este tiempo, en algún caso, nos hemos encontrado con algún obstáculo que otro, pero gracias a la solidaridad de muchas personas y el trabajo en equipo, hemos conseguido afrontarlos. Más allá de dimes y diretes, hemos seguido trabajando”, reconocen desde la red de voluntario, que han recibido incontables ¡gracias!