Artetxe, Velatia y Tecnalia son tres empresas punteras vascas. Competidoras en cierta forma, pero hace tres años decidieron aunar esfuerzos para buscar nuevos espacios de oportunidad. Así surgió BELA, la alianza de laboratorios eléctricos de Euskadi. "Cada uno de nosotros teníamos unas capacidades punteras a nivel mundial en laboratorios, que utilizábamos para testeo de nuestros productos. Identificamos un área de negocio en ofrecer ese servicio, pero solos no podíamos hacer nada", explicó Alexander Artetxe, consejero delegado de la compañía. Con el apoyo de la Diputación, lanzaron una alianza para abrirse un hueco en ese mercado, recibiendo productos y ensayos de empresas de todo el mundo. "Es un ámbito reservado a grandes laboratorios internacionales. Sin esta alianza, no hubiéramos podido hacerlo".

Tradicionalmente, las empresas han competido entre sí por hacerse un hueco en el mercado. Pero hoy en día, emerge con fuerza una nueva idea: coopetir; es decir, colaborar con firmas a priori competidoras para alcanzar mercados que, individualmente, quedarían muy lejos. Esas dinámicas colaborativas fueron precisamente protagonistas ayer del encuentro Bizkaia Enpresa 2020 que, organizado como cada año por sociedad foral Beaz, reunió a medio millar de firmas y en la que se pudieron comprobar algunos ejemplos de éxito. En su apertura, el diputado general, Unai Rementeria, destacó que la institución foral apoyó el pasado año, a través de los programas de ayudas a pymes y emprendedores, 512 proyectos de 486 empresas que crearán 2.180 puestos de trabajo en dos años. Rementeria subrayó asimismo la necesidad de "compartir" los retos y las oportunidades, "cada uno aportando lo que mejor sabe hacer", y aseguró que la Diputación lo hará "mejorando las conexiones, la logística, las carreteras, el transporte y la movilidad. Yo aquí no veo 500 empresas; veo solo una: Bizkaia. Todos los que estamos aquí trabajamos para Bizkaia".

Desde la propia Diputación se impulsan este tipo de cooperación entre organizaciones, como Elkarlanean, proyectos como AIC o medidas fiscales como el artículo 64 bis del Impuesto de Sociedades. Artetxe también participa en una iniciativa junto a Iberdrola a través de este último instrumento, que ofrece deducciones fiscales a empresas que financien proyectos de I+D+i a sus proveedores. "Te permite financiar más fácilmente proyectos a largo plazo y tiene la ventaja de que no es solo para grandes empresas; cualquiera puede beneficiarse de ella. Lo mismo que a nosotros nos apoya Iberdrola, nosotros podemos apoyar a otros. Esa una red de colaboración en la que gana todo el mundo. Tenemos la intención de repetirla", reconoció el consejero delegado.

La misión del Basque Health Cluster es, precisamente, aunar el conocimiento científico, las capacidades tecnológicas y las habilidades empresariales para hacer más competitivo el sector de las biociencias y la salud. "Deben ser lugares para la colaboración y el aprendizaje, donde puedan intercambiar experiencias, conocimientos...", señaló María Pascual de Zulueta, su directora general.

"¿Qué mas se necesita?" Innitius es una pequeña startup que surgió de la Universidad de Granada y hoy en día está implantada en el Parque Tecnológico de Zamudio, desarrollando un dispositivo capaz de diagnosticar el riesgo de parto prematuro. "Para cuando me di cuenta estaba buscando piso en Bilbao...", bromeaba su director, Rubén Molina. La Fundación Vasca de Innovación e Investigación Sanitaria, alertó a Beaz de su existencia; colaboraba con el hospital de Cruces y centros tecnológicos del territorio, y no tenía sentido que mantuviera su sede social en Granada. "Recibimos una llamada de la Diputación. Aquí las instituciones apuestan por las startups, por hacer crecer el territorio, de una manera agresiva, en el buen sentido de la palabra; toman decisiones". En Bizkaia ha encontrado socios tecnológicos, la colaboración con Osakidetza para ensayos clínicos, financiación pública... "Es un territorio que concentra soporte clínico, industrial y de la propia Diputación. ¿Qué más se necesita?".

Biolan es otro ejemplo real de colaboración, de la mano de la Universidad Complutense, el CSIC de Barcelona y Neiker, para fabricar biosensores que miden la calidad del pescado en puerto. Lo fue en su origen y también en su desarrollo: junto a Zunibal, que fabrica boyas, quieren introducir esos sensores en los barcos. "Abramos la mente y pensemos en grande", finalizó Olatz Goitia, directora de Beaz.