eXISTEN personas que tienen la solidaridad, la humildad y la empatía muy presentes a diario. Eso que a día de hoy es tan necesario y, a veces, es complicado de encontrar. Félix María Cubero es el fiel reflejo de ese perfil de personas. Hace siete años emprendió un proyecto para todo su vecindario de la calle José María Ugarteburu, en Begoña. El espíritu navideño no estaba por ningún lado. Ningún adorno, ninguna luz, ni tampoco ningún espumillón. Sin embargo, gracias a su labor solidaria desde hace siete años su calle brilla por la noche en esta época tan mágica.

"Nunca me ha gustado la Navidad pero siempre me ha encantado ayudar a las personas. La calle, hasta entonces, estaba demasiado triste en esta época", admite. Hace muchos años había comercios que daban vida a la calle. A día de hoy, según relata, únicamente quedan tres. No pudo evitar poner su granito de arena para contagiar a sus vecinos del espíritu navideño. Gracias a que siempre ha sido un manitas y que las artes han sido su fuerte, decidió crear diversos adornos navideños con productos reutilizados. "Pusimos en un árbol un par de regalos colgados y hechos con cajas de cartón y gustó", dijo.

Precisamente, el primer año, en 2013, adornó un par de árboles. Pero cada año fue a más y, a día de hoy, no hay ni un solo árbol ni arbusto en la calle que no tenga algún decorado. "Es todo manual y artesano, lo hago con los medios que puedo, pero siempre reciclando cosas que se han utilizado", explica. Precisamente, en sus adornos, se pueden encontrar materiales como botes de limpieza, troncos de árboles o madera de muebles que se encuentra en la basura. "Recupero esos muebles, los recorto, les doy una pintura de esmalte para evitar que se estropeen con el frío, la humedad o el agua, y los pinto", explica este conductor de Bizkaibus.

Precisamente, para que la imaginación comience a brotar en su interior, únicamente le hace falta ver el material. Este año ha creado un tren navideño y solamente le hizo falta ver un tronco en el monte. "Para hacerlo me inspiré en un tronco talado que vi un día paseando por Artxanda", relata, asegurando al mismo tiempo que comienza a elaborar los adornos durante el verano. Iba acompañado de un amigo y le miró sorprendido. "¿Cómo vas a hacer un tren de este tronco?", le preguntó sorprendido. Félix María lo tenía claro: "Sacamos el tronco. Lo limpiamos, lo lijo, lo barnizo y lo decoramos". Y así lo creó para que a día de hoy sus vecinos puedan ver una maquina de tren con tres vagones. "Luego le puse unos adornitos con un Papá Noel y listo", describe. Para el tren también utilizó la típica caja de galletas donde la gente suele guardar el material de costura o botes de jabones de lavadora.

Arbustos que simulan rostros Los arbustos los ha decorado simulando rostros, con sus ojos y sonrisas. Pero también ha creado a Mickey y Minnie Mouse y a algún que otro patinador sobre hielo. Y todo hecho a mano. "Están pintados con pintura acrílica. De hecho, he hecho más de uno para donarlos a la ikastola de San Inazio Intxixu para que los más peques disfruten de ellos". Precisamente, cada año crea cosas nuevas y, según relata sin desvelar nada, para el año que viene tiene en mente crear algo más grande. "Necesitaré más ayuda y quizá pedir algún permiso", desvela. De hecho, para ver la reacción de los vecinos solamente hace falta darse un paseo por la zona. "Creo que la reacción ha sido buena. Ahora todo el mundo me saluda", dice entre risas. "Eso algo querrá decir", confía. De hecho, siempre que se cruza con algún conocido, le agradecen "lo bonito que ha quedado" y el esfuerzo que realiza desde 2013 para que la calle luzca navideña, algo que hace "por amor al arte". A pesar de que Félix María es el impulsor del proyecto, cada vez que alguno de sus vecinos le ve con la manos en la masa, no duda en ofrecerle su ayuda. "Tengo un vecino muy afín que cuando me ve en la calle siempre me ayuda. Viene y entre los dos lo hacemos. Este año, además, hemos tenido un amigo y otro vecino más que se han incorporado al montaje", dice muy agradecido, porque adornar una calle "lleva muchas horas de trabajo" y, a pesar de que no le importa porque "va poco a poco", cuando ve el resultado se siente orgulloso. "Me hace mucha ilusión cada vez que veo a los chavales o a gente del hostel que tenemos cerca sacarse fotos y grabar vídeos a los adornos", admite.

La diversidad, también presente Valores como la diversidad son esenciales para este vecino de Begoña. Es por ello que también ha querido plasmarlo en sus adornos. "He querido abarcar los máximos lugares y por eso he pintado algunos muñecos con diferentes colores", explica. De hecho, lo que más ilusión le hace es que sus familiares vayan expresamente a verlo. Así, el pasado lunes, una de sus sobrinas que reside en Castro fue expresamente a Bilbao para visitar la obra maestra que había creado su tío. "Le encantó", concluye orgulloso.