COMENCEMOS con un un testimonio de despachos. “La Fundación Antonio Menchaca de la Bodega fue creada en 1974 por Antonio Menchaca Careaga en memoria de su padre, estableciendo como sus fines la realización de actividades sociales para los más necesitados, el desarrollo de la ciencia, el arte, la cultura y el fomento de la solidaridad entre las personas”. He aquí una suerte de acta notarial de tiempos pretéritos pero que se queda coja, un suelto que no recoge la magnitud de la fundación que trabaja con la buena gente en cercanía, colocándola bajo la lente de aumentos que agranda el buen hacer del ejército de solidaridades que se mueve con firmeza los campos de batalla de la vida.

Recién llegado del Teatro Campos, donde se escenificó la entrega de las distinciones del presente año, digamos que Ángel García, más conocido para la vida como Padre Ángel, fundador de la ONG Mensajeros de la Paz y premio Príncipe de Asturias, fue protagonista de los Premios a la Solidaridad que anualmente otorga la Fundación Antonio Menchaca, junto a otras seis entidades y personajes solidarios de Bizkaia: Ignacio Martos O’Neal y Teresa Solaun, matrimonio fundador de la Fundación La Valmuza; Marije Calvo por su labor social y solidaria durante décadas en el barrio de San Francisco; Jon Elordui y Goizalde Escobal, de Lagungo; Arturo Rodríguez y Jon Landeta, integrantes de la Fundación Emilio Soldevilla y profesores de Sarriko; Amaia Porres, Arcadio Pinto y Pedro Reoyo, nombres propios de peso de Lagun Artean, y Begoña Intxaustegi, una de las emisarias de Amiarte.

La tarde tuvo testigos de altura. A la misma acudieron María Menchaca, presidenta de la Fundación e hija de su fundador; el escritor Antón Menchaca Careaga autor de Las Cenizas del Esplendor, su obra más conocida; Amaia Martínez Cearra, Carlos Royuela, vicepresidente de la Fundación; Juan San Martín, tesorero, y los vocales Gonzalo Corcóstegui, Pedro Ontoso, Joseba Madariaga y Juan Carlos Sánchez como gente de la casa. Las historias de los premiados conmovieron al patio de butacas hasta el tuétano. Todas llevan el matasellos de la solidaridad a lo grande a sus espaldas, todas estaban cargadas de buen corazón, un combustible fabuloso para darle ritmo de progreso a los más necesitados. No dejar un herido atrás es el lema.

Lo vivieron de cerca Álvaro Chapa, Susana Chávarri, de la editorial Identitas, Diego Azqueta, Sol de la Quadra-Salcedo, Emilio Zaballa, Nuria Bernabé, Iñigo Lacabex, Ana Llop, Maria Solaun, Cristina Solaun, hermana de la premiada Teresa Solaun; Iciar Mediero. Josu Montalbán, Jesús Suso, exalcalde de Balmaseda; Patxi Ortún, Paco Pérez, secretario del Padre Ángel o uno de sus manos derechas, como prefieran; Paloma Eizaguirre y Begoña Etxebarria, de la Fundación Novia Salcedo; Carmen Bocos y un largo etcétera de personas que acabaron emocionadas.