MAÑARIA. Ubicado en el palacio Zumelaga, donde vivió y murió el escritor Evaristo Bustintza Kirikiño, en 2017 celebró el 30 aniversario de la creación del museo que cuenta con un fondo cercano a los 41.000 ejemplares de animales informatizados de los cuales 1.500 de ellos se encuentran expuestos al público en las siete salas de exposición.

El museo cuenta en sus fondos con prestigiosas colecciones, que abarcan todos los campos, botánica, fungi, geología, paleontología y zoología (invertebrados y vertebrados). Entre los grandes atractivos se encuentran una jirafa, un oso negro de Canadá, dos leones, un puma argentino, un guepardo, un leopardo y una avestruz de grandes dimensiones. Mención especial también a recientes incorporaciones como dos perezosos, canguros, un pecarí y un puercoespín americano, entre otras especies, que han sido donadas por los hermanos menores Capuchinos de Alsasua y por el Instituto Miguel Unamuno de Bilbao. “Es de agradecer las donaciones que hemos recibido durante todos estos años ya que nos permiten que el museo cada día sea más completo”, explicó Enrike Huerta, presidente, fundador y conservador de Hontza Museoa.

Hace poco más de un mes se inauguró la nueva exposición temporal dedicada al oso de las cavernas. La muestra expone piezas provenientes de la cueva de Askondo, ubicada en el término municipal de Mañaria, en el barrio de Urkuleta. “La causa de su extinción es aún objeto de debate, pero las hipótesis más aceptadas proponen, por un lado, un descenso de la productividad de la vegetación a causa del enfriamiento del clima, y por otro, la caza por parte del ser humano”, puntualizaron desde Hontza Museoa.

La exposición dedicada al oso de las cavernas, que estará disponible durante todo el curso escolar, ha seleccionado un conjunto de huesos de individuos de pequeño tamaño, adultos o casi adultos, que representarían a un esqueleto de una hembra de oso de las cavernas. Además, en una segunda vitrina se ofrece información sobre los osos de las cavernas y se pueden comparar los cráneos y mandíbulas de un macho adulto y de una hembra adulta, dos mandíbulas de oseznos de distinta edad de muerte, y a un cráneo de oso pardo. La colección de restos de oso de las cavernas de Askondo es el fruto de dos donaciones: de una antigua asociación paleontológica del Duranguesado, desaparecida hace más de 30 años y de la familia de Unai Periañez.

Para los escolares A sus 71 años, Enrike ha cumplido “a medias” su sueño. Y es que fue en el año 1975 cuando el que fuera profesor del centro educativo Maristak durante casi cuatro décadas presentó un proyecto para abrir un museo en Durango, pero ante la falta de respuesta y numerosas negativas a sus propuestas, decidió, diez años más tarde, abrir al público su muestra. Lo hizo en el segundo piso de una casa de la familia de su mujer ubicada en Mañaria, junto a las canteras. Este espacio funcionó durante tres años y medio. Así, de junio de 1986 al 31 de diciembre de 1990, 6.500 personas y 143 centros escolares visitaron la muestra. Ahora, cinco años después de la apertura, el espacio ha superado la barrera de los 12.000 visitantes pero el número de centros escolares no ha llegado a los setenta. “A diferencia de los años 80, ahora no son tantos los colegios que vienen”, apuntó el profesor recordando que “estamos para los centros escolares”.