Bilbao - La Diputación se prepara para abordar el relevo generacional del 17% de su plantilla durante esta legislatura. Con una edad media de casi 50 años, uno de cada seis de los 3.100 trabajadores se jubilará antes de 2023, lo que ha llevado a la institución foral a tomar medidas para hacer frente a una situación que afecta también a otras administraciones. En los próximos cuatro años, se darán pasos para evitar la descapitalización que pudiera producirse, para retener y captar nuevos talentos y para definir los nuevos perfiles profesionales que serán necesarios en el futuro.

La diputada de Administración Pública y Relaciones Institucionales, Ibone Bengoetxea, compareció ayer en las Juntas Generales para presentar las líneas estratégicas que guiarán la acción política de su departamento durante esta legislatura. “Nuestra dedicación y esfuerzos van a centrarse en lograr construir una Diputación más cercana, pero también una Bizkaia conectada al mundo. Más innovadora y moderna, eficiente en el uso de los recursos, ágil y flexible, transparente, participativa e inclusiva, sensible a las demandas ciudadanas y prestando especial atención también a la cohesión territorial”, definió a grandes rasgos la responsable foral.

Uno de los grandes retos al que deberá hacer frente el departamento en los próximos cuatro años es el relevo generacional de una gran parte de la plantilla de la Diputación. Como ocurre también en otras administraciones, como el propio Gobierno vasco o los ayuntamientos, muchos de los funcionarios que iniciaron su carrera a finales de la década de los 70 o en los años 80, cuando se crearon las autonomías y se apostó por un modelo de bienestar, están llegando a la edad de jubilación. Solo en la Diputación, la edad media actual de sus 3.161 trabajadores roza los cincuenta años: en concreto, 49,89 años, ligeramente inferior entre las mujeres (49,82) que entre los hombres (49,89).

Según las previsiones que baraja el departamento que dirige Ibone Bengoetxea, de aquí a final de 2023 cumplirán 65 años 234 personas y otras 35 del Servicio de Prevención, Extinción de Incendios y Salvamento alcanzarán la edad de jubilación de 59. Se calcula que finalmente la cifra ronde las 269 personas, ya que cada trabajador, por su vida profesional particular, tiene una edad concreta de jubilación o puede haber quien espere más tiempo para retirarse del ejercicio profesional. Sin embargo, la Diputación espera que esa cifra pueda duplicarse, hasta los 540 funcionarios, haciendo una extrapolación de la tendencia de jubilaciones anticipadas y renuncias que existe en el colectivo. La cifra representa el 17% de la plantilla foral actual o, lo que es lo mismo, uno de cada seis trabajadores.

Estas previsiones han llevado a la Diputación a abordar el relevo generacional de estos funcionarios, para evitar que determinadas áreas puedan acusar la salida masiva de profesionales. “Vamos a desarrollar un proyecto de relevo generacional para evitar la descapitalización que pudiera producirse con la salida de un número importante de personas en áreas o puestos clave de la organización”, avanzó Bengoetxea. En este ámbito del empleo público, la diputada también detalló que se hará especial hincapié en el fomento del talento, tanto el existente dentro de la plantilla como en la captación del externo, así como en el diseño de los nuevos perfiles profesionales que den respuesta a los retos a los que tendrá que hacer frente la Administración foral en el futuro. “La organización del futuro va a dar respuesta a un nuevo escenario cambiante que requiere nuevas formas de trabajar. Preparar esa organización para el futuro nos va a requerir un plan de análisis y abordaje con un plan experimental que iniciaremos en esta legislatura”, desgranó. Todo ello, dijo, con la mirada puesta en garantizar un empleo estable para cada funcionario que se jubile, “rebajando la temporalidad”.

Transformación digital La Diputación abordará también a lo largo de esta legislatura la transformación digital de la Administración, con la puesta en marcha de un Plan Estratégico Digital, tanto en el funcionamiento propio de la institución foral como en su relación con los ciudadanos. Así, por ejemplo, se incorporarán nuevos trámites a la carpeta ciudadana, un espacio virtual en el que se recogen las gestiones, expedientes y notificaciones que cada persona realiza on line con la Diputación. De esta forma, cada ciudadano tendrá un único punto de acceso para relacionarse telemáticamente con la Administración, siéndole más cómodo realizar los trámites y acceder al histórico de su relación con la institución foral.

A nivel de funcionamiento interno, se analizarán los patrones que siguen los ciudadanos que acceden a la web de la Diputación para detectar puntos calientes en los que pueden generarse dificultades o confusiones. “Tenemos que responder a las necesidades de una ciudadanía hiperconectada y móvil, muy informada, influyente y exigente, que reclama nuevas formas de relacionarse con las administraciones públicas y, al mismo tiempo, avanzar hacia la transformación digital del territorio”, apostó Bengoetxea.

No se dejará a un lado la atención presencial, continuando con el despliegue de las oficinas de atención integral ciudadana, de forma que cada vizcaino pueda elegir el canal que desea para su relación con la Diputación, tendiendo, eso sí, a la disminución de la burocracia.