LA etnógrafa vizcaina Guru-tzi Arregi dedicó muchos años de trabajo de campo e investigación para inventariar las ermitas de Bizkaia, un estudio que quedó constatado en una obra, dividida en tres volúmenes, publicada en 1987. El número de edificaciones religiosas de este tipo que logró censar asciende a 776, de las cuales 286 estaban documentadas históricamente y localizados sus emplazamientos pero habían ya desaparecido y, en aquel momento, otras 28 se encontraban en estado ruinoso, una cifra que posiblemente haya ido aumentando.

Para evitar esa degradación y la pérdida de un importante patrimonio histórico y arquitectónico ha surgido ahora, más de tres décadas después, la asociación sin ánimo de lucro bel (Bizkaiko Ermiten Lagunak) circunscrita únicamente al territorio de Bizkaia y que se encuentra formada por una decena de integrantes de perfil científico y especializados en materias como historia, arqueología, arquitectura, arte o etnografía. Entre ellos se encuentra, además, Hidenao Dohino, un joven historiador japonés de 24 años que está realizando un Master en Historia Moderna en la Universidad Complutense de Madrid, estudia euskera y se ha ilusionado con el proyecto de bel.

La presidencia de la recién creada asociación recae en la figura de Iñaki García Uribe -investigador ugaotarra y miembro del departamento de Etnografía de la Sociedad Aranzadi- que, en declaraciones a DEIA, evita el alarmismo al asegurar que “la mayor parte de las ermitas de Bizkaia están muy bien cuidadas gracias, sobre todo, a la labor de los vecinos de los barrios o poblaciones donde se encuentran asentadas y que se han preocupado por su mantenimiento básico y limpieza”. Sin embargo, también es cierto que “hay otras muchas olvidadas y en evidente estado de abandono y es en esas donde pretendemos actuar”.

La asociación bel va a comenzar su encomiable andadura en la localidad de Orozko. En concreto, tiene previsto intervenir en la ermita de San Miguel Arcángel, ubicada en el poblado de Murueta, y en la de San Adrián y Santiago, del barrio de Katadio. La primera de ellas “lleva 52 años cerrada y olvidada, estaba oculta por la hiedra que la envolvía y, a pesar de encontrarse en un solar anexo al cementerio, hay mucha gente que desconocía su existencia”. Se trata de un pequeño templo de planta rectangular, de 9,58x6 metros de superficie, con muros de mampostería, tejado a dos aguas y cuenta con un acceso en arco a medio punto y una sola ventana adintelada y protegida por barrotes de hierro. Edificada en el siglo XVI, su interior es de pavimento de losas de piedra y, a pesar de llevar medio siglo en desuso, aún custodiaba una imagen de San Miguel que ha sido, temporalmente, trasladada a la cercana Iglesia de San Pedro de Murueta. Dentro de la ermita, aún se encuentran dos objetos de gran interés: el altar con un colorido relieve de madera de la Tiara y las llaves de San Pedro y el retablo de San Miguel y también con un destacado colorido.

“Esa ermita, una de las once que existen en Orozko junto a sus 5 parroquias, es posiblemente el origen del poblado medieval de Murueta y decidimos intentar empezar nuestra labor ahí. Llevamos ya cuatro meses trabajando en silencio, un tiempo en el que nos hemos reunido con el vecindario para explicar nuestras intenciones, también hemos hablado con los dos curas del valle, con el Obispado que incluso vino a ver la ermita y con el Ayuntamiento”, precisa García Uribe. Obtenido el visto bueno de todas las partes, los integrantes de bel han comenzado ya a realizar pequeñas actuaciones de limpieza en el interior de cara a poder acometer una intervención integral que contemple “el arreglo del tejado, las vigas de madera que lo soportan, las paredes y el suelo” y la intención también de “elaborar un estudio en 3D del templo antes de su restauración”, avanza.

Y en el caso de la ermita de San Adrián y Santiago, del barrio de Katadio, su estado de conservación es bastante bueno, aún está abierta al culto ya que allí se oficia misa casa 25 de julio en torno a la festividad de Santiago Apóstol y solo está previsto “sustituir el tejado”. Eso sí, Iñaki García Uribe también avanza que uno de sus elementos más relevantes, el zeru o cielo interior en vigas de madera “que es único en el mundo, se va a desmontar para ser restaurado por la Diputación Foral de Bizkaia de cara a ser expuesto en la Sala Ondare de Bilbao”.

Búsqueda de financiación Pero para que estas dos primeras actuaciones se puedan llevar a cabo y para que la asociación bel pueda avanzar en su intención de recuperar las ermitas más degradadas de Bizkaia, “necesitamos ayudas económicas”, explica su presidente. De ahí que la agrupación se haya constituido oficialmente como una entidad sin ánimo de lucro “de manera que podamos tramitar la solicitud de ayudas y subvenciones ante diferentes administraciones públicas” pero también está abierta a recibir aportaciones desinteresadas por parte de entes privados o personas a título individual. Cualquier interesado en colaborar con la asociación tiene dos vías de contacto: el correo electrónico bizkaikobaselizak@gmail.com o el número de teléfono 634 65 00 60.

Para el investigador ugaotarra y residente en Orozko, la tarea de salvaguarda de las ermitas vizcaínas está más que justificada puesto que fueron, en gran parte, “el origen de las primitivas aldeas vascas”. Por ello, la asociación bel está también abierta a “asesorar en temas históricos, arquitectónicos, artísticos o etnográficos a quien requiera ayuda para restaurar una ermita”.