Bilbao - Más de 140.000 familias disponen ya en su domicilio de un contador automático que, gracias a un módulo de radiofrecuencia, permite al Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia realizar una lectura del consumo sin tener que acceder al interior de la vivienda. Así, uno de cada tres domicilios cuenta ya con medidores de este tipo, de los que se instalan más de 26.000 al año. “Mejora la calidad del servicio ofrecido, no molestando al cliente en su domicilio para la toma de lectura y evitando que deba estar pendiente de la llegada de un extraño a su casa. Y está generando un importante incremento de facturaciones emitidas con conocimiento real del consumo efectuado, con lo que se evita el uso de estimaciones”, explica Unai Lerma, director comercial del Consorcio de Aguas Bilbao-Bizkaia. La entidad calcula que en ocho años culminarán la implantación en todo el territorio de este tipo de contadores.
El Consorcio comenzó a instalar en 2008 módulos de radiofrecuencia en aquellos contadores que se encuentran dentro de los domicilios, que permiten una lectura real del consumo de agua sin que un técnico tenga que acceder a la vivienda o que el usuario tenga que llamar para dar esos datos. Sus beneficios son evidentes desde el punto de vista de los clientes, ya que así no es necesario que esté en el domicilio, pendiente de cuándo acude el técnico para hacer la lectura; evita tener que permitir la entrada de extraños en su casa y la lectura que se realiza es real, sin estimaciones.
Actualmente existen tres tipos de contadores con radiolectura. La mayoría (100.000) son de tipo drive-by, en los que dos trabajadores patrullan en coche la zona donde se han instalado este tipo de contadores, descargándose automáticamente a un ordenador portátil los índices de lectura que marca cada uno. Otros 38.000 disponen del sistema conocido como walk-by, idéntico al anterior pero en este caso el recorrido se hace a pie, realizando la lectura desde la escalera o el exterior del portal. Finalmente, también se han instalado casi 5.000 contadores de red fija de radiofrecuencia, que envía directamente la información a los servidores del Consorcio y que puede llegar a realizar lecturas cada hora.
La colocación de uno u otro tipo de contador depende de criterios geográficos. “Hay zonas en las que se instalan los que permiten la lectura desde el vehículo y otras en los que se tienen que leer a pie, no se mezclan. Se delimita una zona concreta en la que todos sean de un tipo u otro; no tiene sentido instalar un contador de este tipo en una esquina y que todos los de alrededor sean de lectura a pie”, explica Unai Lerma.
La primera experiencia piloto se desarrolló en 2008 con contadores drive-by en Lezama, un municipio que combinaba zonas de poca densidad de población con otras más urbanizadas, “para ver cuánto tiempo se ahorraba en hacer las lecturas”. Estos contadores se extendieron por Durangaldea, Lea Artibai, Arratia, Mungialdea, Txorierri y Enkarterri, mientras los de lectura a pie se instalaron en el área metropolitana, Eskuinaldea, Ezkerraldea y Uribe Kosta.
Faltan 129.000 Así, en total son algo más de 140.000 los domicilios que ya disponen de estos contadores, lo que representa uno de cada tres. Faltarían por instalar otros 129.000, avanza Lerma, ya que este tipo de aparatos no se colocan en viviendas en las que los contadores están en batería, esto es, en el portal de los edificios (suman más de 164.000 en el territorio). “En estas circunstancias la accesibilidad de los mismos garantiza la obtención de índice de lectura”, explica. A una media de 18.000 al año a partir de ahora, el Consorcio culminará la instalación de estos contadores en unos ocho años, calcula. Los domicilios que todavía no disponen de este tipo de lectores de consumo se encuentran principalmente en el área metropolitana, como Bilbao (faltan 48.000 contadores por sustituir), Barakaldo (23.000) o Getxo (8.500). Lerma prevé que se alcanzará el 90% del parque de contadores que están instalados en el interior de las viviendas, dejando los que se ubican en la escalera a un lado. “Al 100% es imposible llegar porque siempre habrá viviendas vacías y abonados antiguos a los que no se pueda llegar”, reconoce el director comercial de la entidad.
En 2016 el Consorcio tomó la decisión de intensificar la instalación de este tipo de contadores, de forma que en todos los casos en los que se fuera a instalar un contador en el interior de un inmueble se instalase uno con módulo de radiofrecuencia.
Desde entonces, todos los contadores nuevos que se colocan dentro de las viviendas tienen incorporado un módulo de radiofrecuencia, por ejemplo cuando se tramitan altas. “Se trata de aprovechar las oportunidades. Allí donde deba sustituirse un contador, por obsolescencia o por los procesos de baja o alta, si se ubica en el interior del domicilio, se coloca un módulo de radiofrecuencia”, incide Lerma. De esta forma, se ha incrementado de forma importante el número de los contadores de este tipo que se instalan al año, de los 13.000 que eran habituales hasta 2015 a los más de 26.000 que se instalaron el año pasado y los 18.000 de media que se prevén en los próximos ejercicios.
Esta decisión ha supuesto un importante incremento del dinero que destina el CABB a la gestión del parque de contadores, dado el alto coste de los módulos de radiolectura. Actualmente se invierten 2,7 millones de euros que son asumidos por el Consorcio. “El Consorcio no traslada al ciudadano el coste del módulo de radiofrecuencia cuando se instala, al considerar que dicho instrumento es una parte más del contador que sirve para prestar un servicio de mayor calidad minimizando las molestias al ciudadano”, advierte el director comercial.