Gernika-Lumo - Sean alcanzables o no, pocas veces se logra conseguir las ilusiones que se tienen desde pequeño. Pero Ane Miren Arejita es una de esas personas afortunadas. La joven gernikarra de 23 años se ha convertido en la primera voz femenina que ejerce como solista de los Marijesiak de Gernika-Lumo, los cantores navideños que con sus coplas anuncian la llegada de la Navidad. “Es una tradición tan nuestra que la he vivido desde siempre en casa, así que sí, desde luego que me ha hecho una ilusión tremenda poder ejercer como solista”, apunta sobre la barrera que recientemente ha hecho saltar por los aires. Ese puesto cabecero en la rondas jamás había sido cubierta por una mujer. Hasta este año.

“Cantando me he sentido muy a gusto, como siempre digo los marijeses hay que vivirlos para saber qué es lo que se siente”, evidencia sobre su pionera experiencia. Y, desde luego, Arejita ha demostrado que la igualdad efectiva también tiene su espacio en una tradición tan arraigada en la localidad foral como los Marijesiak. No en vano, la incorporación de la mujer va ganando terreno en las rondas navideñas, hasta el punto de que hay ocasiones en las que las féminas son más numerosas que los hombres. “Este año me ha tocado a mí, pero estoy segura de que los próximos años les tocará estar en mi papel a otra mujeres. Puede que haya podido dar ese paso de ser solista -una tarea que ha compartido con Iñaki González, Denis Azkarate, Fernando Astoreka y Jose Antonio Uriarte Itxaso- aunque en el futuro vendrán más marijesis mujeres. Estoy segura”, según remarca.

Pocos lugares de Bizkaia mantienen vigente la costumbre de cantar la llegada de la Navidad. Menos, si cabe, lo hacen durante las 9 jornadas anteriores. Gernika-Lumo es uno de los municipios que cumplen con el novenario, junto a los Abenduko neska-mutilak de Ea. Y la tradición se pasa de generación en generación, hasta el punto de que el ingreso de la juventud en las rondas está fortaleciendo la costumbre. Arejita también es ejemplo de ello. “Me viene de familia. Mi padre me solía bajar desde los 4 años y en pijama. Y luego ya lo empecé a hace sola, mientras que la familia me veía desde la ventana. Iba con los amigos de aita, un hombre que trabajó en casa de mi abuelo que me cuidaba durante las rondas? No todos los días, pero sí que he participado desde pequeña”, resume. Aún así, apunta que sería aconsejable que se incorporaran más jóvenes a la tradición, “más gente de mi edad”, señala, a la par que anima a las mujeres “a participar porque sería una pena que una costumbre tan nuestra se perdiera”.

“Cantar a las 4.00 de la mañana no es nada fácil. Y no solo por la voz, sino porque después hay que ir a la Universidad o al trabajo. El día siguiente hay que seguir haciendo una vida normal”, señala Arejita, cuya voz está curtida en el célebre coro Gaudeamus de Gernika-Lumo, además de haber estudiado música “desde los tres años”. No en vano, para ejercer de solista -ad libitum, o dicho de otro modo, a voluntad- hay que tener una buena voz. Aún así, lo principal para ser parte de las rondas es tener “ganas de participar”, señala una Arejita que agradece todas las muestras de cariño que ha recibido durante estos días en su localidad natal.

Las rondas de madrugada “son como una pequeña familia, desde que nos encontramos en la zona trasera de la iglesia de Andra Mari”. Y aunque “cantar de madrugada es más dificultoso para la voz y el cansancio se acumula tras varios días saliendo”, lo cierto es que “la alegría también es inmensa”. Es como una familia pequeña, ves gente saliendo a las ventanas y balcones, tomamos algo caliente en algunos puntos, después picamos algo al terminar y nos quedamos hablando... Hasta volver a la cama”, relata.

Quizás el año próximo Ane Miren Arejita ejerce ya como solista en una ronda nocturna entera. O quizás sea otra mujer la que encabece la ronda nocturna navideña. Sea como fuere, las marijesis ya han roto el techo de cristal.