Juana Fisure, baserritarra de sobresaliente
Juana Fisure es distinguida por Lorra y Laboral Kutxa como la mejor ganadera del año en Bizkaia. La granja de 270 vacas que dirige con sus hermanos en Karrantza cumplirá treinta años en 2019
Karrantza - La contemplan las mismas paredes en las que su familia ha vivido durante 120 años. Cada día, Juana Fisure sale del caserío “en que nací hace 59 años” en Biañez, el enclave al que los vecinos se refieren como “pueblo, uno de los más de cincuenta (barrios) que tenemos porque Karrantza es el valle” por su extensión. Camina unos minutos hasta la explotación que ella y sus hermanos Manuel, Carmelo y Francisco -uno ya jubilado- levantaron hace casi treinta años. Ellos profesionalizaron la granja que sus padres controlaban antaño en la cuadra de la casa. Gracias a un trabajo sacrificado que no conoce de vacaciones, y al amor a lo que hacen, las “35 vacas” de 1989 son hoy día “270 de raza frisona, 150 de las cuales ordeñamos: dan 1,7 millones de litros de leche al año que damos a Kaiku” .
A punto de conmemorar tres décadas de actividad, acaban de recoger el fruto de su esfuerzo con el premio a cargo de la cooperativa Lorra y Laboral Kutxa personalizado en Juana como referente del papel femenino, primordial en el sector primario. Es la mejor ganadera del año en Bizkaia, según estos galardones que se entregaron la semana pasada en Bilbao.
Los hermanos Fisure habían presentado la candidatura de la granja como el resto de los aspirantes en liza, que recibieron la visita del jurado para evaluar el funcionamiento del negocio. Poco después, les comunicaron que estaban entre los once finalistas que destacan por su nivel técnico, económico y sus métodos de producción orientados a una gestión sostenible de sus recursos, según explican los organizadores. Hasta la gala en la que se desveló el palmarés no supieron que habían ganado ni en qué categoría.
Juana se quedó petrificada al escuchar su nombre en la modalidad Ekinaren Ekinez, reservada a la labor de las mujeres. “Me emocioné”, confiesa, y echó la vista atrás para recordar el trayecto recorrido, siempre de la mano de sus hermanos. Estudió hasta los 12 años en las escuelas de Biañez, el centro escolar ya cerrado acondicionado en una casa indiana que se encuentra frente a la iglesia nueva y en el trayecto hacia la finca que alberga el centro de recogida de animales Karpin Fauna. “Me acuerdo de cuando la familia propietaria venía a pasar las vacaciones. Yo era una niña”, que, como el resto de los habitantes de Biañez asistió a la transformación de este rincón de Karrantza en un punto de referencia para el turismo. No solo por el Karpin, sino también por el descubrimiento de unas valiosas pinturas renacentistas en la iglesia vieja de San Andrés. “La tienda de productos de la comarca que abrieron hace unos años da bastante movimiento”, dice.
Juana interrumpió sus estudios de Magisterio para regresar a Karrantza a principios de los años ochenta ante los problemas de salud y posterior fallecimiento de su padre. Fue entonces cuando los cuatro hermanos tomaron el timón de la granja y abrieron las nuevas instalaciones en 1989. Ella asumió la gestión económica. Desde el principio “quisieron que, si estábamos juntos en esto, todos fuéramos iguales”, asegura en referencia al trabajo muchas veces invisible de las mujeres en el campo.
Más tecnología Progresivamente se han adaptado a los adelantos tecnológicos que facilitan las tareas de los ganaderos. Ahora disponen de “maquinaria que nos permite ordeñar a 22 vacas a la vez”. Eso no evita que sean conscientes de que la vocación que han elegido requiere horas y horas al pie del cañón: “desde las 7.00 hasta las 14.30 horas y, después de una pausa para comer, a partir de las 16.30 y hasta las 21.45 más o menos”. “¿Vacaciones? Descanso uno o dos fines de semana al año”, añade Juana. Tampoco permanecen ajenos a la precarización del mercado lácteo derivada de los escasos márgenes de beneficio para quienes producen la materia prima. Al menos, celebran que este tipo de reconocimientos valoren “que no pasamos desapercibidos”.