Con seis extremidades se corre mejor que con dos, debieron pensar las 56 personas inscritas en el canicross que ayer atravesó 7,5 kilómetros de la vía verde de los Montes de Hierro a la altura de la estación de La Aceña, en Galdames. Atletas y perros exhibieron complicidad en la primera edición de una prueba, patrocinada por DEIA, puntuable para la liga de Euskadi de txakurkross, que dilucidó, además, el campeonato de Bizkaia. El circuito “ha tenido de todo: una salida explosiva cruzando un túnel, tramos de bajadas para coger velocidad y subidas”, describió el ganador en el cómputo general, Mikel Etxeberria, natural de Zumaia, que invirtió 26 minutos y 4 segundos junto con Ravi, un alaskano de 4 años.

Con las correas de los canes enganchadas a la cintura, los participantes tomaron la salida frente a la antigua estación de La Aceña, en Galdames en tandas de cinco en cinco para esprintar al máximo de sus posibilidades sin apelotonarse. Junto al edificio reconvertido en centro de interpretación del paisaje minero se ubicó también la línea de meta. Se encuentra en el kilómetro número 16 del total de 42 de que consta la vía verde trazada desde otra estación rehabilitada, la de Traslaviña, en Artzentales, hasta Muskiz, cruzando también por Galdames, Sopuerta y Abanto-Zierbena. Los restos del cargadero de mineral de Las Barrietas, la mina Catalina, la ferrería de El Pobal y el Museo de la Minería del País Vasco son algunos de los lugares de interés ligados al esplendor de la extracción del mineral, que removió la tierra de Enkarterri y Meatzaldea y con ello dio un vuelco a la sociedad de finales del siglo XIX y principios del XX. Al igual que una carrera de atletismo celebrada el año pasado, el canicross se enmarca en un convenio suscrito entre los mencionados municipios para difundir el valor histórico y paisajístico de la vía verde de los Montes de Hierro.

25 voluntarios Ayer la organización acotó a 7,5 kilómetros el itinerario que los vencedores completaron sin escatimar esfuerzo hasta el último metro entre los aplausos del público, 25 voluntarios de la asociación de desarrollo rural, Enkarterrialde, y efectivos de la DYA que vigilaron la carrera. Fue un trabajo en equipo basado en la confianza que han construido Mikel Etxeberria y Ravi desde que el can empezó a entrenar a punto de cumplir su primer año de vida. “La actividad física le sienta de maravilla porque así se desahoga”, explicó Mikel. Para los menos familiarizados con los deportes caninos, diferenció entre otras disciplinas como el agility, “donde se valora que el perro haga caso de las señas que se le transmiten” y el canicross “en el que ponemos a prueba nuestra velocidad”, “intentando que el perro tire por delante”, añadió Andoni Isusi, que se clasificó en tercer lugar con Tyson, un American Pitbull de 5 años. En categoría femenina se impusieron Nagore Gallastegui y Sara Aguirre, quien desde hace dos años entrena con Zuri, un alaskano de 4 años y grandes ojos azules que “lleva el deporte en la sangre”. De vez en cuando “hay que darle un toque para que no se pare a hacer sus cosas”, rió su dueña.

Los deportistas recalcaron que ejercicio sí, pero con moderación porque los perros también se lesionan. En ese aspecto “se parecen a los humanos, se pueden producir contracturas, roturas de fibras o desgaste articular”, detalló la veterinaria Ana Bilbao, de la clínica Quirovet, que trabaja con Gaizka Barahona, el campeón de España de mushing, la disciplina en la que los canes tiran de un trineo. El canicross de Galdames se saldó con una retirada, pero no de un perro, sino de un corredor por molestias en un tobillo.