Getxo - La mayoría son mujeres y tienen sonrisas amables dibujadas en la cara. Están llenas de energía -como queda reflejado en la hospitalaria Carmen Altes-, y, sobre todo, de ganas de tender la mano a aquellos que la extienden solicitando ayuda. Las integrantes de la asociación cultural Aretxondo, en Algorta, celebraron ayer una jornada de puertas abiertas que sirvió para conocer de primera mano sus quehaceres y sus proyectos solidarios, que se dividen, principalmente en la recogida de alimentos, confección y acondicionamiento de ropa para donar y recolecta de libros. “Mucha gente pequeña en lugares pequeños haciendo cosas pequeñas puede cambiar el mundo”. Esa es la parte más grande de su filosofía.

Estas mujeres, por ejemplo, hacen canastillas con faldones o vestidos, peluches y pantaloncitos para bebés. Elaboran las prendas en el taller de costura de la asociación los jueves por la mañana y por la tarde. “Tenemos diseñadoras, cortadoras, encargadas de lavar, planchar... Porque una de las mejores virtudes de Aretxondo es aunar capacidades”, valoró Ana Gutiérrez, una de las socias que coordina el área social. “Es uno de los proyectos que más ha crecido y que más ha cautivado en los últimos tiempos”, admitió Paula Martín, otra de estas mujeres de buen corazón que late en Getxo.

Estas voluntarias también tejen bufandas, gorros y guantes, tanto para las personas sin recursos de aquí como para los refugiados sirios y afganos, y se encargan de recolectar y acondicionar ropa usada de 0 a 14 años. “Estamos quince personas confeccionado cosas en el taller de costura que da Belén Carús, pero luego unas 50 familias nos traen prendas”, puntualizó Ana. Cáritas, Provida y las monjas del Puerto Viejo son sus aliados en esta cadena de generosidad y los que hacen posible, por lo tanto, que la ropa, y también la comida, llegue a sus destinatarios. Y es que Aretxondo también alimenta estómagos. “Recogemos el equivalente a treinta desayunos a la semana, que entregamos todos los viernes por la tarde. Además, damos 100 productos no perecederos al mes”, apuntó Ana. Estos alimentos se colocan en la mesa del comedor social de las monjas del Puerto.

La otra cara de las iniciativas benéficas de Aretxondo está en los libros. Estas mujeres los recopilan, los clasifican con sus pertinentes fichas y después los donan. “Juntamos unos 300 ejemplares al trimestre”, señaló Ana.

Y los próximos pasos irán dirigidos, precisamente, a crear su propia biblioteca. De hecho, la lectura es uno de los pilares de las actividades que lleva a cabo este colectivo. “Aretxondo nace con vocación cultural y seguimos con ella. Por ejemplo, hemos buscado a una persona experta en literatura y nos reunimos dos veces al mes para comentar un libro. Debatimos y conocemos las técnicas de escritura, descubrimos el mensaje entre líneas...”, desveló Paula.

Arte como ocio De este y de otros diferentes modos, las mujeres de esta asociación getxotarra también aprenden sobre arte. Lo hacen de una “manera amena, como ocio, no como una clase que pueda resultar aburrida”, añadió. Jorge Olaso, que ha sido profesor de Historia del Arte, es el encargado de impartir las clases y también de organizar visitas a museos.

Algún nombre masculino se cuela así entre tanta buena fe femenina, pero el de Jorge no es el único. Sin ir más lejos, el presidente del colectivo es Natxo Guinea. “Llevo un año colaborando con ellas y para mí ha sido muy positivo. Y eso que al principio, el aparecer en un piso lleno de mujeres fue un poco raro...”, comentó con sorna ayer. “Aretxondo es una oportunidad para ayudar”, destacó, por otro lado.

Para Paula, formar parte de esta familia “merece la pena”, porque según ella, “nadie va a salir de aquí como ha entrado, siempre te llevas algo”. El listado de sus actividades es largo... Hasta cuentan con un club infantil que ya está preparándose para las navidades: ¡van a hacer un belén con corchos de botellas!.