BILBAO. En un ambiente de alegría, el juego se ha iniciado a las cuatro de la tarde, con una participación de noventa botes, de los que 56 han optado por competir con el ganso "antzartek", un ánade de goma diseñado para la ocasión, mientras que tan solo 36 han optado por un ave sacrificada.

En una tarde en la que la lluvia ha dado una tregua, las cuadrillas se han ido turnando para remar hasta el ganso suspendido de una maroma.

En el momento en el que los participantes han agarrado al ave, la maroma ha sido tensada para favorecer que ambos subieran varios metros sobre el mar y volvieran a precipitarse al agua, a menudo con grandes golpes.

En los sucesivos intentos de realizar el mayor número de "alzadas" con el ave entre los brazos, se han vivido momentos de especial expectación, como las seis subidas y bajadas con el ganso de goma que ha logrado Alejandro Astaburuaga, o las cinco conseguidas por Pello Lauzirika, del bote "Arrakala Mermel".

La competición, que se prolongará hasta las siete de la tarde, será ganada por los participantes que más "alzadas" consigan y, a su vez, por quienes logren arrebatar la cabeza al ganso.

"Es un ambiente muy bonito, muy sano, con un Lekeitio abarrotado de personas que han llegado para disfrutar de esta fiesta", ha explicado el alcalde, Koldo Goitia.

El primer edil, que ha recordado que hay evidencias de que la competición se celebraba ya hace 300 años, ha explicado que la jornada de hoy representa un "hito", porque por primera vez el número de gansos de goma, o "antzartek", supera al de animales muertos.

"Tarde o temprano tenía que pasar. En 2006 se puso por primera vez y, en un proceso natural y sin imposición, las cuadrillas han ido eligiendo antzartek", ha dicho el primer edil.

La competición se desarrolló durante décadas con animales vivos, hasta que en 1986 comenzaron a ser sacrificados horas antes de la celebración.

En este Antzar Eguna ha sido novedad también el gran número de mujeres que se han animado a agarrar al ganso, un total de 24, cuatro más que en 2017.

De igual forma, las embarcaciones participantes han hecho visible su compromiso contra la violencia sexista, con banderas, pañuelos y otros símbolos