Si Gasteiz tiene a Celedón, la ciudad de Orduña presume de Morrillón, un popular personaje que cada 15 de agosto emula -pero en vivo y en la calle Barria- la vertiginosa bajada que abre las fiestas de La Blanca. La singular iniciativa surgió en los años 70 en el seno de la Peña La Barca y la primera persona que encarnó su figura fue Joaquín Ibáñez, al que se conocía con el apodo de Morillo. “A José Luis Biguri se le ocurrió, un día, la idea de que alguien se lanzara por una cuerda durante las fiestas de San Roque de la calle Barria. Pero él no se atrevía. Y Joaquín, que era una persona muy juerguista y animada, aceptó el reto y empezó a tirarse sin ningún tipo de arnés de seguridad”, rememora Carlos Bergado, vecino que en la actualidad asume el papel de Morrillón.
Joaquín Ibañez lo hizo durante varios años bajando por una soga que se colocaba desde un inmueble de la calle Barria hasta un punto de la calle Zumalakarregi. El relevo lo tomó después Avelino Fernández que ya lo ejecutaba, como hoy en día, desde una ventana de la tercera planta del Hotel Balneario. “El hombre sufría de vértigos y aún así lo siguió haciendo hasta su fallecimiento”. Fue entonces, hace cuatro años, cuando la Comisión de Fiestas, en busca de otra persona que representara al ya popular personaje, se lo propuso a Carlos Bergado “porque a mí siempre me ha gustado mucho la fiesta y colaboro en todo lo que puedo”. Tras consultarlo con su familia acabó diciendo “que sí porque si no lo hacía nadie, los festejos de la calle Barria iban a decaer mucho o incluso desaparecer” y como anécdota de aquel primer año recuerda que “mi hija se iba a ir con unos familiares a pasar las vacaciones en Benidorm pero puso como condición estar el 15 de agosto en Orduña para ver cómo se tiraba su aita”. Esa primera experiencia fue tan satisfactoria que Beregado no duda ahora en afirmar que “lo seguiré haciendo mientras pueda y la gente siga contenta conmigo”.
INTENSA JORNADA Pero el papel de Morrillón no se limita solo al acto de la bajada sino que su presencia y protagonismo el 15 de agosto abarca toda la jornada. “Desde primera hora tengo que estar en la calle vestido de aldeano y se me tiene que ver en todos los actos, desde el lanzamiento de los cohetes, los cabezudos, la comida o los campeonatos de cartas y de rana”. Pero, en torno a las 20.30 horas, Morrillón se tiene que esconder “para que me busquen los niños y quienes me encuentren, además de llevarse un buen puñado de caramelos, me tienen que llevar a la fuerza hasta el interior del Hotel Balneario”.
A partir de ese instante “empieza la formalidad”. Técnicos de la empresa especializada que se ha encargado de montar y probar la tirolina “me ponen el arnés de seguridad y después llega el momento, para mí más crítico, que es cuando me tengo que descolgar y quedar agarrado en la ventana”. Y alrededor a las 21.30 horas llega la ansiada bajada de Morrillón ataviado “con txapela, paraguas y puro y lanzando caramelos mientras me tiro y disfruto de una sensación y unas vistas que son maravillosas”. Una vez en tierra firme, llega el momento de las felicitaciones, de las fotos “y de lanzar un mensaje de agradecimiento a quienes han asistido” pero también para los ausentes. “El año pasado dediqué unas palabras a Iván Fandiño y, en esta ocasión, me acordaré de Campanela, un gran amigo y una persona muy querida en Orduña que ha muerto hace poco”.
SALTO SIN MIEDO A pesar del carácter juerguista de Carlos “ese día no pruebo el alcohol antes de lanzarme porque no deja de ser un acto con cierto riesgo”. Y aunque no siente miedo “porque es traicionero” ni vértigo “porque trabajo mucho en altura instalando balcones” sí que entiende que “hay que tener respeto por lo que estas haciendo para no cometer errores que puedas pagarlo caro”. Para este vecino de Orduña de 55 años “es un orgullo y una satisfacción” encarnar la figura de Morrillón “porque cualquiera no lo hace” y de colaborar, de esta manera, en dotar de un atractivo extra a unos modestos festejos “a los que viene mucha gente de fuera para ver, específicamente, este acto”.
Las fiestas de la calle Barria de Orduña comienzan este año a las 17.30 horas de mañana con el lanzamiento del txupinazo, juegos infantiles y sesión de cine. La programación del miércoles se abre a las 12.00 horas con el tronar de cohetes y por la mañana saldrán los cabezudos y se celebrará el campeonato de lanzamiento de txapela antes de la comida popular para los vecinos del barrio. Por la tarde, hay campeonato de cartas y de rana, bajada de Morrillón, degustación de productos y verbena con DJ. Y el jueves, festividad de San Roque, ofrenda florar y misa, visita a la Residencia de Ancianos, juegos infantiles, chocolatada, cabezudos “y la rifa que nos ayuda a sufragar los costes de las fiestas”, precisa Carlos.