Trapagaran - Manu Gallego Millán, 51 años de pura creatividad en las manos -lo que le ha llevado a ser un peluquero estilista y caracterizador reclamado por diversas productoras y empresas relacionadas con el celuloide tanto vasco como estatal e internacional- llegó a Euskadi de vacaciones con su familia hace 45 años procedente del gaditano Puerto de Santamaría. “A mi padre, que era especialista en maquinaría le ofrecieron un puesto de trabajo en una empresa que trajo una máquina con la que él tenía experiencia y aceptó”, rememora este peluquero que recuerda el “contraste brutal” que vivió en su infancia al cambiar el sol del sur por la bruma de Bizkaia. “La verdad es que lo recuerdo como un cambio brutal, pero bueno aquí nos quedamos”, apunta este gaditano casado con una vasca con la que tiene una hija de 18 años a la que no le llama nada el oficio de sus padres aunque ha asistido a algunos rodajes en los que colaboraba su aita. “Le va más el mundo de la ciencia. Creo que hará medicina”, señala este antiguo alumno del C.P. San Gabriel de Trapagaran que luego hizo un grado superior de Peluquería en el C.F. Somorrostro. “Cuando yo estudiaba peluquería en Somorrostro solo estábamos dos chicos”, resalta este creativo del peine y la tijera cuya pericia en el estilismo y la caracterización le ha llevado a ser una firma invitada del mundo del celuloide y de las galas más importantes de este arte aunque su amplio conocimiento del oficio le ha llevado también a dar cursos de formación por todo el Estado y parte de la Unión Europea.
Ello le ha convertido en un ácido crítico, un enfant terrible con el actual sistema de enseñanza de esta profesión que cultiva desde hace casi dos décadas en su salón de Trapagaran y en el recién inaugurado local de Juan Sebastián Elcano, en Barakaldo. “A través de estos cursos uno ve el nivel con el que llegan los alumnos y la verdad es que es manifiestamente mejorable. A mí me han llegado a preguntar si el agua oxigenada se rebaja con agua. Es como si a un periodista le preguntas si para hacer una entrevista necesitas un bolígrafo y una libreta”, subraya este formador que recientemente estuvo en Londres y reconoce que tiene fama de transgresor.
Endogamia “No me gustan los dogmas y la peluquería y el cine son muy endogámicos en los que cuesta mucho introducirse en primera línea y claro, si vienes con ideas que se salen del paradigma establecido, no se acaba de entender”, reseña este educador social por la UNED. Para Manu, creador de la marca Balú Hair Trends, el punto de inflexión en el mundo del celuloide, además de escarceos previos con la moda, comenzó con la serie musical Violeta de Disney. “Cuando hicieron la gira por España nos llamaron a nosotros para peinar a los actores cuando vinieron a Bilbao y a partir de ahí empezamos a colaborar en otros espectáculos y pasarelas como el día de la Moda de Barcelona”, destaca Gallego.
De ahí al mundo del cine fue casi un paso natural que le llevó a crear un equipo global de peluquería, maquillaje y caracterización con hasta una quincena de personas, con las que ha afrontado proyectos tan diversos como el Z-Day en el BEC de Barakaldo (más de 1.500 zombies) o colaboraciones con Imanol Uribe, Pedro Olea o Enrique Urbizu, “De la película que más orgulloso me siento a pesar de ser la que nosotros menos hemos tenido que trabajar el maquillaje es Ainhoa, de Ivan Saínz-Pardo”, sentencia.