Ortuella - Dice un proverbio hindú que el ajedrez “es un mar donde un mosquito bebe y un elefante se baña”, en alusión a que su práctica da cabida a todo tipo de niveles intermedios entre ambos extremos. Desde el principiante mosquito que apenas puede sino alimentarse a sorbos de este juego milenario hasta los grandes jugadores de la élite internacional -elefantes- que pueden regocijare con su nivel de maestría en el intrincado juego de los 64 escaques.

Fue este uno de los principales mensajes transmitidos ayer en la OKE de Ortuella por el ajedrecista y comunicador, Leontxo García, quien junto al más joven campeón del mundo de ajedrez, el ucraniano Ruslan Ponomariov, tomaron parte en la jornada inaugural de la IV edición de las Jornadas de Ajedrez Infantil de Ortuella. Una cita que hoy reunirá a medio centenar de niños de las escuelas de Ortuella y Trapagaran.

Tanto el campeón mundial como el divulgador del ajedrez, se esforzaron ayer por transmitir a la audiencia congregada en la casa de cultura ortuellarra las ventajas que este deporte-ciencia-arte tiene en la educación de los niños y los beneficios que procura en la capacidad de pensar y hacerlo de una manera rápida y flexible. “Dicen los expertos que en la próxima década más de la mitad de nuestros jóvenes desarrollarán profesiones que aún no existen con tecnologías no inventadas aún y que resolverán problemas que aún no se han producido. Ello supondrá la necesidad de mentes que no solo sepan pensar sino que lo hagan de una manera flexible y en ese sentido, el ajedrez es un deporte que se basa en esas premisas”, aseveró el periodista Leontxo García.

En este sentido, García aseguró que en ese futuro el ajedrez “encaja como un guante porque si, por ejemplo, juego una partida con Pablo, durante esa partida, uno o varios de sus movimientos o de los míos, nos va a obligar a modificar la estrategia, lo que exige flexibilidad pero además tiene que ser rápida porque el reloj está en marcha. Esa formación y esa capacidad que con la práctica se vuelve automatizada es trasladable a la vida real”.

Junto al polifacético Leontxo García -cuya carrera profesional como periodista dejó su impronta en los primeros años de este diario- el invitado de honor fue el ajedrecista ucraniano Ruslan Ponomariov, quien en 2002 con tan solo 18 años se proclamó campeón del mundo. Afincado en Bizkaia junto a su mujer y su hijo de 2 años, este gran maestro que adquirió tal categoría con tan solo 14 años, incidió en que la práctica del ajedrez no es tanto una cuestión genética o de talento -aunque este sea importante- como de que se lleve a cabo “mediante un esfuerzo continuado y con los recursos necesarios”. En este sentido, Ponomariov alabó la labor de escuelas de ajedrez como las de Ortuella y Trapagaran e hizo votos porque el ajedrez -del que el se enamoró en un ambiente escolar propicio- entre en las escuelas. O como señalara Leontxo García parafraseando a una profesora de un centro estatal que incorporó el ajedrez a su diseño curricular hace casi treinta años, “Internet te dice cuáles y dónde están los ríos y los lagos, el ajedrez te enseña a pensar”.

Torneo Hoy domingo, a las 10.00 y hasta las 13.30 horas se celebrará el Torneo de Ajedrez Infantil para niños de las escuelas de Ortuella y Trapagaran en la que se espera la participación de unos cincuenta jugadores de diferentes categorías. Posteriormente se proyectará el vídeo recopilatorio de actividades realizadas durante 2017 por Ortuellako Xake Kluba El Peón y las escuelas de ambos municipios. Para poner el broche de oro a las jornadas, que comenzaron ayer, a partir de las 14.00 horas habrá entrega de premios del campeonato infantil, así como un reportaje fotográfico con todos los asistentes.

Estas cuartas jornadas han sido organizadas por el club de ajedrez El Peón, una entidad que sigue apostando de manera decidida por la difusión del ajedrez entre la población infantil y que cuenta actualmente con escuelas abiertas en Ortuella y Trapagaran en las que toman parte más de 50 niños a partir de los 6 años.

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