Getxo - Trazo a trazo, puntada a puntada, con lápices sujetados por el esfuerzo y con agujas clavadas por la perseverancia, Ziortza Aurrekoetxea acaba de sacar su primera colección de ropa. “Puede parecer que es coser y cantar, pero para nada... Hay mucho trabajo detrás”, admite esta getxotarra que se encarga de todo el proceso para que sus prendas, comercializadas con la firma Zioru, sean una realidad. “Hago yo todo: el diseño, el patrón, selecciono los tejidos, corto, coso...”, describe.

Sin embargo, a ese camino le falta aún un paso previo: el de los tejidos. Ziortza les otorga una especial relevancia, porque ella huye de la filosofía que impera en el actual mundo de la moda. “Yo uso tejidos en stock, que son los que las grandes fábricas no utilizan, porque quedan pocos metros, por ejemplo. De una manera positiva, eso me da exclusividad porque los diseños se mantienen pero los tejidos van variando. La otra parte es que yo tengo que estar buscando muy a menudo las telas que puedan compaginar entre ellas bien... Pero a medio plazo, la idea es usar tejidos sostenibles, orgánicos cien por cien e incluso hechos a mano”, explica. Esa es una de las principales características de Zioru, que, así, busca desfilar por la senda del respeto al medio ambiente. “La industria de la moda es la responsable en un 25 o 30% de la contaminación global: hay muchísimos vertidos químicos que se echan a los mares... Para nada estoy en sintonía con esta industria en la que hay un mal uso medioambiental, humano... De todo. Creo que tiene que haber una conciencia social con ello mayor de la que hay. Somos meros espectadores y no hacemos nada por cambiar un poco”, lamenta Ziortza. Por eso, su introducción en este sector va en una dirección contraria a la que toman las grandes empresas.

Esta vía sostenible han emprendido sus siete prendas confeccionadas en siete tallas. “Tengo dos vestidos, un mono, dos camisetas o blusas y dos chaquetas fresquitas; y si alguien me demanda otra talla, la hago. Juego con asimetrías, son diseños originales, es una colección colorida. En esta ocasión, he usado tejidos que según cómo dé la luz, cambian de tonalidad. He recurrido mucho al lino y al algodón”, señala esta vecina de Getxo, que ahora reside en Barcelona. Allí se sitúa su centro de operaciones. “Estoy en un estudio coworking con una asociación cultural que es muy activa en el barrio de Gracia. Tiene un escaparate en el que los artistas pueden exponer y yo también lo haré. Dentro, se hacen actividades, como conferencias”, comenta. Pero su ropa se puede encontrar también en la página web y, enseguida, en la tienda Himakape, de Algorta. “La intención es encontrar más lugares en los que vender. También voy a ir a mercados”, añade.

Otras agujas Los primeros pasos de Ziortza en esta pasarela llegan después de un recorrido dispar, pues ella estudió Enfermería y llegó a ejercer como tal. “Hice el máster en quirófano en Barcelona pero estando allí me empezó a interesar el tema de trabajar con las manos, recuperar lo que estaba olvidado... Veía que la creatividad me hacía bien; el poder plasmar sin condiciones ni límites una idea en algo material, como puede ser la ropa”, desvela. Permaneció año y medio en la Ciudad Condal y, en un principio, se decantó por las agujas, pero no las de coser. “Intenté trabajar de enfermera, pero me salió un puesto en Manresa, que está en el extrarradio y no me compensaba. Me ofrecieron empleo aquí y volví. Pero sentía que me faltaba algo. Estuve dos años y medio en Osakidetza, pero quería intentar este proyecto. Como nunca he sido de medias tintas, tenía que dar el cien por cien en mi idea para sacarla adelante y un día decidí que era el momento de apostar por esto. Sé que no me voy a arrepentir. Me habría arrepentido de no haberlo intentado. Confío en mi proyecto, además”, enfatiza.

Con el frenesí artístico más despierto que nunca, la enfermera Ziortza regresó a Barcelona. “Creo que todos somos creativos y qué mejor que consumir cosas que uno mismo puede hacer”, defiende la getxotarra artesana de la moda.