Nervios, tensión, excitación... todo eso se podía ayer cortar con un cuchillo en las inmediaciones de la playa de Plentzia. Los generadores de tantas sensaciones fueron los 244 candidatos que ayer protagonizaron las pruebas físicas para acceder a alguna de las 154 plazas de socorristas que la Diputación Foral dispondrá este verano en las playas de Bizkaia. Junto a los participantes, de los cuales 37 fueron mujeres, decenas de familiares y amigos les insuflaban energía positiva para superar los 800 metros de carrera que les esperaban por la playa de Gorliz y los 600 metros que tenían que nadar hasta alcanzar el arenal contiguo de Plentzia. La organización de la prueba corrió a cargo de la Cruz Roja, entidad a la que ha contratado el ente foral para gestionar el servicio de Salvamento y Socorrismo en la costa vizcaina.
Todo salió a pedir de boca. “Estos chavales son de 10”, valoraba uno de los aitas que se habían acercado hasta Plentzia para observar las pruebas de su hijo. Y razón no le faltaba. El primer opositor en entrar por el arco instalado en la playa para controlar los tiempos registró tan solo catorce minutos y seis segundos. Todo un récord que avala la capacitación de estos atletas. Además, hay otro argumento: la nota de sobresaliente que obtienen los socorristas cada temporada veraniega, según las encuestas que realiza el departamento foral de Sostenibilidad y Medio Natural.
Ayer, su titular, Elena Unzueta, la concretó en declaraciones a DEIA a pie de playa. Aseguró que “en las valoraciones de los usuarios, el criterio de seguridad es el más valorado, y entre los diversos parámetros los socorristas obtienen una nota de un 9,66 sobre 10”.
Desde la nueve de la mañana, los aspirantes se fueron acercando al puesto de la Cruz Roja en Plentzia para inscribirse y recibir un gorro rojo y una tobillera con microchip incorporado que serviría para registrar el tiempo de cada participante.
Forrados con neopreno, la temperatura del agua no superaba los 12 grados, y con las aletas en la mano, como si de practicar un rescate real se tratara, todos los candidatos se dirigieron casi al final de la playa de Gorliz, donde se ubicó el inicio de la carrera.
La prueba empezó a golpe de silbato y enseguida empezó a estirarse el pelotón por la orilla hasta llegar a una bandera amarilla hincada en la arena. Tras dar vuelta a la misma, tocaba colocarse las aletas y meterse en el agua. Algunos, los más conocedores de las corrientes por su afición surfera, no se sumergieron en la misma zona sino que se fueron más a la derecha. La mayoría, no. Casi todos entraron al agua directamente y empezaron a nadar camino de una gran boya que flotaba en medio de la bahía. Tras rodearla, los candidatos buscaron la siguiente referencia flotante braceando en paralelo a la orilla. Un último giro al punto amarillo enfiló a los nadadores hacia la playa de Plentzia, donde llegaron en un abanico de estados físicos. Desde lo que tocaron la arena sonriendo a los que reflejaban en su cara un cansancio evidente.
Para la responsable foral, “la labor de elección de los socorristas es fundamental y para ello, además de las habilidades físicas que demuestren, también tienen una labor de formación muy importante”. De hecho, las pruebas celebradas ayer no eran definitorias y puede que alguno de los que han obtenido mejores tiempos no trabajen este verano.
Koldo Larrazabal, coordinador general de playa de Cruz Roja Bizkaia, explicó que “tienen que pasar también un examen teórico y un entrevista personal”. Son 154 plazas las que se tienen que cubrir con unos emolumentos nada desdeñables, alrededor de 1.300 euros cada uno de los cuatro meses que dura la campaña estival.
‘Vigilantes de la playa’ Por eso, entre los protagonistas había de todo. Desde veteranos que iban a conquistar su duodécima campaña a novatos que se presentaban a ver si tenían suerte y entraban para emular a los protagonistas de aquella serie televisiva norteamericana de los Vigilantes de la playa. Sugoi Zurutuza, uno de los socorristas con más escamas a la espalda, indicaba que “cuando estás dentro te das cuenta de que lo de esa serie es todo mentira y hace más daño que otra cosa”. Avala su crítica diciendo que “si entramos al agua con una embarcación a toda leche y nos tiramos de cabeza al rescate acabamos con un esguince cervical”. A la convocatoria de ayer se presentaron menos candidatos que años atrás cuando en alguna cita han llegado a los 400 aspirantes. Larrazabal basa el cambio en dos razones. “La primera es que este año hay abiertas varias oposiciones a bomberos, ertzainas y Osakidetza y muchos no pueden trabajar en verano”. La otra es que “parece que se nota que la economía va mejor y hay más empleo estacional”.