DE este club se podría esperar en sus miembros cierto parecido físico, que tengan rasgos comunes o similares? Y, sin embargo, les pones en fila y observas que los hay rubios y morenos, altos y bajitos, introvertidos y extrovertidos. Hay algunos que han perdido el pelo y otros que ni siquiera se lo han cortado todavía. También hay algunos que ya no están y que, sin embargo, están muy presentes. Lo que de verdad es irrebatible es lo que nos une: memoriza el texto, comprende al personaje, gestiona los nervios, sal ahí fuera, reza por que no llueva y carga esa bendita o maldita cruz. Agradeceros de antemano que arropéis al nuevo miembro y no le deis consejos más allá del célebre disfruta, que se pasa rápido”. Firmado, Ander Rivero. O, lo que es lo mismo, Cristo en la Pasión Viviente de Balmaseda de 2017 a punto de ceder el testigo a su sucesor través de otro de los muchos rituales de la Semana Santa local: la carta con la que el último Jesús invita a quienes han portado la corona de espinas a la comida anual que ayer reunió a 37 de ellos, estableciendo el récord de comensales. Se tomaron fotos más familiares que nunca, ya que Ramos entra en la lista de apellidos de la villa con varios parientes a la cabeza del Vía Crucis.
Las miradas se vuelven sobre Iñigo, cocinero de 27 años. Dio vida a San Juan en 2011, cuando su hermano Asier, que hoy tiene 32, recibió los latigazos. Como viven en municipios diferentes, intercambian confidencias cuando quedan para hacer deporte. Primero, las dudas sobre el rol de Jesucristo que Asier disipó al advertirle que se arrepentiría si no aprovechaba la oportunidad. Después, los diálogos y la interpretación. Físicamente, “no creo que tenga problema”, opina Iñigo, que ha completado dos triatlones de alto nivel: el Ironman de Lanzarote y el UltraMan UK de Gales. “La adrenalina”, recuerda Asier, anestesia el dolor del peso de la cruz y las caídas, los golpes se acusan tarde o temprano, como él intuyó que sucedería cuando decidió recuperarse los días posteriores en un balneario. Tanto se vuelcan que al acabar invade a los Jesuses “un vacío”.
Repasando los nombres de los protagonistas de la Pasión se podría dibujar un árbol genealógico de Balmaseda con infinitas ramificaciones. Sin ir más lejos, los Ramos están emparentados con los Jesucristos hermanos más recientes hasta este año, David (2008) y Luis (2010) Acebes. Fueron nada menos que cuatro los Nazarenos de apellidos Barrutia-Canteli: José María (1969), Ricardo (1971), Javier (1976) y Juan (1981) “Lo hemos vivido en casa toda la vida y al final te entran ganas de salir”, contaba Javier, que recorrió el casco histórico con Cristina de la Fuente, la María Magdalena con la que se casó un año más tarde. Ellas y los ladrones también se reunieron ayer a comer.
En 1962, Javier Barrutia asumía el papel más destacado en la procesión juvenil de Santo Domingo, impactado por la solemnidad del cortejo entrando en la iglesia de San Juan, donde entonces se ponía punto y final a la escenificación. “Yo fui el último antes de que se introdujera la crucifixión. Mi hijo Koldo se metió en la piel de Cristo en 1999, mi padre en 1935 y mi tío en los años 20”, recapituló aquel Mesías, Jesús Zugasti. Tres generaciones de balmasedanos y un mismo sentimiento de apego a la tradición que se transmite en el ADN.