Bilbao - La nostalgia y la pena invaden al visitante al entrar ayer en el recinto del mítico Parque de Atracciones de Bizkaia. Y más cuando al deterioro natural de 17 años sin actividad se suma el proceso de demolición de las míticas pirámides cuyo perfil en lo alto de Ganguren marcó durante años la meta de miles de niños ilusionados y familias dispuestas a pasárselo de fábula.
En ello se afanaban ayer las dos empresas contratadas por la Diputación Foral de Bizkaia para abatir todas las estructuras y edificios que antaño albergaron risas infantiles y gritos de alegría adultos a bordo del scalextric a tamaño real, en la elevada Noria Visión o en el interior de la misteriosa casa encantada.
El proceso de desmantelamiento dio comienzo el pasado día 6 y se prolongará hasta el mes de mayo efectuando la labor en doce unidades de trabajo. Dos de ellas ya se han consumido. Diversos operarios han retirado a mano todo esos pequeños elementos que se puede reciclar como neumáticos, bidones, depósitos, plásticos o tablones.
En el interior del bloque de oficinas, el restaurante y otros edificios ya se ha desmantelado el mobiliario, los sanitarios, puertas, ventanas, los tabiques y las instalaciones eléctricas. Hasta se han separado todas las viejas fluorescentes para su tratamiento especializado.
Esta semana la actividad de los once operarios que trabajan en esta zona de vientos y fríos que marcaron el declive del parque se centra en dos puntos. Por una parte, en la demolición de las estructuras piramidales, por otra, en la retirada de los cerca de 5.000 asientos del anfiteatro que se extienden por la vaguada natural.
Tejavana a tiras En el primer frente de trabajo, ayer una máquina con un largo brazo armado con una cizalla en su extremo partía sin misericordia la estructura de tubos donde se apoyan las cuatro superficies que conformaban la primera pirámide. La máquina también rasgaba en tiras la vieja piel metálica que alguna vez fue de color teja, la cual culminaba en un lucernario transparente. Esta estructura fue la que albergó una de las últimas atracciones que se estrenaron a finales de los años 80, los animatrónics, que desgraciadamente fueron pasto de un incendio. El plan de trabajo estipula que una vez desmantelada esta primera estructura se separarán todos sus elementos para su reciclaje quedando limpio el solar que cubría para atacar la siguiente pirámide hasta sumar las otras siete que todavía se yerguen orgullosas.
El tajo en el anfiteatro se está llevando a cabo con dos métodos. Por debajo, a la altura del escenario donde se interpretaron cientos de espectáculos, una de las grandes máquinas armada con una cizalla retira los viejos asientos azules. No los destroza. Los extrae de su ubicación para que luego un operario los apile en varios montones para su posterior evacuación.
En la parte más alta, el desmantelamiento es más quirúrgico. Ahí, dos trabajadores con soplete en mano van cortando los anclajes metálicos de los asientos y los depositan para su retirada. En esta labor la suerte ha sonreído. Una inspección inicial auguraba que parte de los componentes de los asientos podía contener amianto. Ello hubiera obligado a un proceso de retirada mucho más complejo y costoso por lo contaminante del material. Afortunadamente, el análisis en un laboratorio especializado de Bélgica descartó su presencia con lo que la intervención está siendo más sencilla. Cerca de un millar de asientos ya han sido extraídos.
En las próximas semanas se proseguirá con el derribo de los edificios de hormigón como el elevado bloque cuadrado de oficinas, el del restaurante contiguo y el del minizoo. Una labor también selectiva ya que todos los trozos de hormigón resultantes pasarán por una máquina machacadora que los reducirá casi a polvo. Todo este material será el que se use posteriormente, por ejemplo, para rellenar el gran vaso de la piscina y otras zonas con agujeros y fosos. En otras zonas se procederá a taluzar o formar taludes inclinados lisos que eviten problemas futuros.
Todo ello para alcanzar el objetivo final del proyecto de desmantelamiento del Parque de Atracciones, dejar el solar limpio a ras de suelo. Fuentes del departamento de Hacienda y Finanzas, responsable del proyecto, indicaron ayer que “queremos eliminar los riesgos que supone para las personas la posible caída de elementos estructurales o los agujeros que se encuentran cubiertos por la vegetación que ha ido creciendo en las últimas dos décadas y que tapiza buena parte del terreno”. Por ello no se extraerán las cimentaciones ni las estructuras enterradas.
Con ello se consigue erradicar cualquier responsabilidad foral en caso de que alguien se colara en las instalaciones y ahorrarse los 200.000 euros que cada año se gastaba la institución en mantener la seguridad privada del recinto. Además, las obras van a salir casi por la mitad del precio por el que salieron a concurso al quedarse en 796.000 euros cuando se licitaron por 1,6 millones.
¿Y qué nuevo uso tendrán los 80.000 metros cuadrados de superficie que surgirán limpios de la demolición? Fuentes forales indicaron ayer que “de momento, ninguno”. Con el desmantelamiento todo el perímetro del recinto será vallado para impedir el acceso y el solar quedará en barbecho para futuras iniciativas.
796.000