barakaldo - Hay profesiones que no son trabajos, son maneras de vivir, pensar y sentir. Las relacionadas con las artes escénicas son algunas de esas reducidas actividades que van más allá del ámbito laboral y que viajan hasta lo más profundo del ser. Muestra de ello es Olatz Gorrotxategi, esta bilbaina de 35 años siempre ha sido una enamorada de la interpretación y, por ello, al cumplir la mayoría de edad, decidió estudiar Arte Dramático en la escuela BAI de Barakaldo, centro en el que, cosas de la vida, lleva una década impartiendo clase a los actores y actrices del futuro. “Estudié Arte Dramático sin el claro objetivo de trabajar de ello. Ahora me siento muy afortunada de poder estar aquí impartiendo clases y disfrutar de lo que hago. Cuando trabajas en algo que te apasiona, te implicas muchísimo e, incluso, cuando te quejas, las quejas son mucho más dulces que en cualquier otro oficio”, explica Olatz.

En su caso, el mundo de la docencia llegó despacio, de forma paulatina. Tras acabar sus estudios en la escuela barakaldarra comenzó allí a dar talleres de interpretación a los más txikis. “Empecé con ellos hace 14 años y poco a poco fui haciendo más cosas, tomando más responsabilidades hasta dar clases a los profesionales”, indica Olatz, quien encuentra en las aulas una forma de recibir la energía de quienes empiezan a abrirse paso en el mundo de las artes escénicas. “Los alumnos te contagian sus ganas de aprender y vivir el proceso de hacerse actores y actrices con ellos es algo maravilloso”, asegura. Con esas ganas, Olatz y el alumnado del último curso de la escuela han estado dando forma desde este mes de octubre a su trabajo fin de carrera; la obra de teatro Jauría, montaje que se podrá disfrutar los días 8 y 9 de marzo en Barakaldo Antzokia. “Partimos con dos ideas y, finalmente, estamos dando forma a Jauría. Este proceso es una experiencia muy enriquecedora para todos”, indica la directora y dramaturga de este trabajo que muestra a una familia que siempre tiende a repetir sus errores. Ahora, a falta de menos de un mes para que la obra se escenifique, es momento de pulir detalles para llevar todo bien asentado a los ensayos generales que tendrán lugar en el teatro barakaldarra la misma semana del estreno. “La esencia de la obra es la misma desde el principio, no ha habido grandes cambios en el proceso de creación. El tono es el mismo que cuando empezamos a escribirla”, asegura Olatz, quien hace 14 años se encontraba en el mismo punto de su carrera en el que se encuentran hoy sus alumnos.

Directora La de Olatz es una mente que no para de crear, de buscar historias que contar y maneras de narrarlas. Así, a su faceta como docente se unen las de actriz, directora y dramaturga. “Disfruto de cada una de las facetas. Lo que menos hago es interpretar y lo que más me gusta es dirigir y la dramaturgia”, señala la profesora. Así, más allá de su labor en las aulas de BAI, Olatz continúa poniendo escenas y textos a su pasión por el teatro. De este modo, nació hace aproximadamente un año el montaje 43º13’44”N, una historia en la que, a través de la narración de la historia de su tío-abuelo Domingo Gangoiti, Olatz trata de homenajear y poner el énfasis en las heridas de las familias de las 150.000 personas fusiladas en la Guerra Civil cuyo paradero aún se desconoce.

Además, para septiembre pretende dar forma a un musical sobre el rock radical vasco. Las canciones de Kortatu, Eskorbuto o Zarama serán el hilo conductor que narre la historia de cuatro amigos entre 1978. “Echo en falta un musical sobre el rock radical vasco y estoy trabajando en ello. Aún le tengo que dar una vuelta al proyecto, pero es una idea que me ilusiona mucho”, reconoce Olatz Gorrotxategi, una mujer que ha convertido en maestra de la escena.