Bilbao - “Ya tengo todo preparado y estoy muy nerviosa”, contaba Sara Manzano a DEIA antes de volar. Es una de las siete personas con discapacidad intelectual de Lantegi Batuak que realizará prácticas durante este mes de enero en una empresa metalúrgica del norte de Italia, más concretamente en Rimini, junto a Iker Caamaño, otro de sus compañeros. “Es la primera vez que cruzamos la frontera”, añadían ambos. La otra mitad del grupo pondrá rumbo a Finlandia en marzo y realizarán el curso en una empresa del sector agrario.

En esta nueva aventura les acompañarán dos personas de apoyo de la propia entidad, una de ellas con un perfil técnico y otra social. Desde ayer y hasta el día 7 de febrero siete personas vivirán una experiencia nueva fuera de sus hogares. “Todo esto nace de una idea que llevamos trabajando hace dos años dentro de un proyecto que se llama Lan Eskola, en el cual hemos apostado por hacer formación con titulación oficial”, contaba Jugatx Menika, miembro del equipo de formación y desarrollo de Lantegi Batuak.

Desde hace un año, Manzano realiza sus actividades de vidrio en el servicio ocupacional de Lantegi Batuak de Zorrotza. Caamaño, en cambio, lleva dos creando placas de baja y alta tensión en Erandio. Cruzar fronteras es para ellos una experiencia llena de oportunidades. “Por un lado, queremos mejorar la empleabilidad de las personas y trabajar el aspecto personal”, explicaba Menika. Durante su estancia se alojarán en cuatro apartamentos compartidos. Será una forma para que puedan desarrollar su autonomía. “Aparte de la experiencia, tengo ganas de aprender cosas nuevas”, confesaba Manzano.

Desde que les dieron la noticia en verano, las 14 personas no han dejado de prepararse. Entre los meses de septiembre y diciembre han recibido un total de 400 horas de formación en el centro San Viator de Sopuerta. Una prueba que han superado con creces. “Hemos estado aprendiendo también italiano para defendernos allí”, decía Caamaño. Ambos participantes no dudan de que esta es una oportunidad para demostrar todo lo que saben además de su valía laboral en el extranjero. “Creemos que es una apuesta para crecer fuera. El curso es muy potente y está bien”, proseguía el joven.

Además, durante su estancia, aparte de trabajar, los fines de semana tendrán tiempo para el ocio y los monitores serán sus choferes. “El primer fin de semana iremos a Venecia y el segundo a Florencia”, explicaba Caamaño. Una experiencia que servirá para que la entidad baraje la posibilidad de seguir formando a sus integrantes en el extranjero. “Cuando volvamos miraremos los pros y los contras. Es importante no correr”, decía Menika.

Con los familiares Lantegi Batuak no se ha olvidado de los familiares. Durante estos meses se han reunido varias veces con ellos para contarles paso a paso, con fotografías y vídeos dónde iban a estar sus hijos y qué iban a hacer allí. “Nuestras familias están muy contentas por esto”, contaban Caamaño y Manzano.

Para los padres de estos jóvenes también es un momento de respiro. “Nos hemos dado cuenta de que esto tiene algo muy positivo. De alguna manera los aitas están toda la vida pendientes de sus hijos. Entonces es también un espacio de libertad”, concluía Menika.