DIGNO de la mesa en la que se sienta el legendario Gargantua y con una receta de proporciones colosales -más de 450 kilos de harina, 50 de azúcar, otros 75 kilos de mantequilla, cien docenas de huevos, 25 litros de agua de azahar, 25 kilos de levadura y otros 30 de frutas confitadas, amén de 5 kilos de sal-, el roscón solidario de Bilbao se ha convertido en una tradición navideña de la ciudad como el talo con chorizo de Santo Tomás, los décimos de lotería, la noche en la que Olentzero baja de los montes o la cabalgata de Reyes, que ayer fue casi una regata. Catorce años después de su primera aparición en la Plaza Nueva, el roscón ya entra en la nómina de los encuentros inevitables.
La cara visible de un roscón de largo recorrido, elaborado con el noble propósito de conseguir un euro por persona asistente para los proyectos del Programa de Infancia de Cáritas Bizkaia, tuvo varios rostros: el del propio director de Cáritas Bizkaia, Carlos Bargos, el de la representante de la Asociación de Panaderías de Bizkaia-B.O.E., Pilar Alonso; la de la gerente de Lapiko Catering, Nekane Narbaiza; el del viejo gerente de la Asociación de Comerciantes del Casco Viejo, Jon Aldeiturriaga, y la de la representante de Iruña Catering, Alicia Garmendia. El Roscón Solidario de Bilbao contó, además, con la colaboración de Kaiku y Baqué, así como con el patrocinio de Bilbao Ekintza y Laboral Kutxa y con la incorporación, este año, de LogiFrio Bilbao. Roscón y chocolate, un amor a primera vista de años atrás.
Guareciéndose de la lluvia bajo la carpa instalada en la Plaza Nueva, se sumaron al reparto solidario el alcalde Juan Mari Aburto, junto a integrantes del equipo de Gobierno como Iñigo Pombo, Nekane Alonso, Yolanda Diez e Itziar Urtasun, junto a Beatriz Marcos, Joserra Taranco, en nombre de Laboral Kutxa, la diputada foral de Acción Social, Isabel Sánchez Robles, la diputada foral de Empleo, Inclusión Social e Igualdad, Teresa Laespada, Amaia Aseguinolaza, Marita Alba o Sergio Murillo entre otros voluntarios que sirvieron raciones entre los asistentes, la buena gente que se sentó a la mesa de la solidaridad. No en vano, el propio Carlos Bargos señaló que la recaudación “ayudará a unos 600 niños en situación vulnerable”.
a uno y otro lado A uno y otro lado de la valla se saludaron los presentes. En una mesa cara al público se colocaron, por ejemplo, Pedro Andonegi, Carmen Badiola, Marta Fernández Rivera y Paco Hernández entre otros, mientras que los pequeños Eider, Xabi y Mariana Egia se relamían con su roscón y su chocolate a cuestas, junto a Mariasun Requero; Pilar Castor, Ana Isabel de la Torre, Gonzalo Rodríguez, Iñigo Zubizarreta, Juan Elejalde, Sonia Tarkan, Javier Agirre, Alicia López Aseguinolaza, Ageda e Irune Sancho, Itiziaer Jaudenes, María Asís Fernández, Begoña Urtzaga; los pequeños Iker y Aitor Etxebarria, que se comían raciones de roscón por los ojos, Javier Madariaga, María Ángeles Gutiérrez, Elena Azkarate, Mikel Odriozola, Begoña Ugarte, Idoia Beltrán, Koldo Satrustegi así toda una larga cola de gente que vivió de cerca la solidaridad. De cerca y a gusto.