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La cremación gana terreno con tres incineraciones por cada entierro

El 80% esparce las cenizas en la naturaleza en un territorio donde incinerar es hasta 300 euros más barato que en otros

La cremación gana terreno con tres incineraciones por cada entierroSampedro

Bilbao - “Hoy en día, al cementerio, a dar sepultura de cuerpo, vamos muy poco. Tres de cada cuatro son incineraciones”, calcula a bote pronto Ignacio Fernández, párroco de la iglesia San Bartolomé de Leioa, donde hace un par de años habilitaron un columbario. No va descaminado. De hecho, según los datos facilitados por el Ayuntamiento de Bilbao, el pasado ejercicio se registraron 1.411 cremaciones frente a 678 inhumaciones y el primer semestre de este año apuntala esta tendencia, con 717 cremaciones y 423 inhumaciones contabilizadas. “La mayoría de ciudadanos se decanta por la cremación porque les resulta más cómodo”, señala Yolanda Díez, concejala de Salud y Consumo del Consistorio bilbaino, que hoy, festividad de Todos los Santos, ha reforzado sus servicios en los cementerios.

También José Ángel Rojo, gerente del Grupo Funeuskadi, confirma, en base a sus propias estadísticas, que los enterramientos son minoritarios. “El último año en Bilbao las cremaciones han alcanzado el 80%. Fuera del Gran Bilbao, se reduce un poquito, hasta el 70%. En Bizkaia rondarán el 75%”, estima este profesional del sector funerario, quien apunta como razones de este aumento de incineraciones “la comodidad, la evolución de las costumbres sociales y el tema económico”. No en vano, dice, la cremación en Bizkaia “es superbarata a diferencia del resto del Estado”. En concreto, detalla, “incinerar en Bizkaia cuesta entre 330 y 400 euros y en provincias limítrofes, como Cantabria, por ejemplo, 700 euros. Es más económico incinerar en Bilbao. Con los años, la evolución se ha convertido en costumbre y ya hay muchísimas familias que incineran”, reitera.

Además de que la cremación en Bizkaia resulta más económica que en otros territorios, con esta opción, subraya Rojo, “te ahorras el alquiler del nicho, la lápida y el mantenimiento anual porque son concesiones administrativas y cuando vencen, a los 25 o 50 años, te avisan para que renueves. Al final la incineración es más sencillo y cómodo”.

Sobre el destino de las cenizas, el gerente del citado grupo funerario calcula que en torno al 20% se inhuman. “La familia tiene un nicho donde está el féretro con su antepasado y decide meter en él la urna con las cenizas. Los cementerios también disponen de columbarios, que son más pequeños. El 80% las esparce en la naturaleza, sobre todo en el monte y en el mar”, detalla Rojo, que se hace eco de otros cambios en el sector. “Se dan cada vez más despedidas en los tanatorios porque, ante la falta de curas, hay parroquias que no celebran misa todos los días. Muchos municipios han acondicionado espacios para ceremonias civiles, pero no se utilizan mucho”, afirma. Las despedidas laicas, detalla, “son personalizadas, con vídeos, fotografías y música en directo. Un poco anglosajón, pero emotivo. Tiene bastante éxito”, comenta y cita, como otras de las novedades, los portales donde se publican “esquelas, se pueden enviar condolencias y encender velas” o los “creados para el difunto donde amigos y conocidos pueden colgar fotos y vídeos”.

Un espacio para las cenizas En respuesta a la costumbre en alza de la incineración, en el cementerio de Vista Alegre, ubicado en Derio, se inauguró el pasado año El bosque del recuerdo, un espacio ajardinado donde depositar las cenizas de los difuntos. De marzo a diciembre de 2016 se registraron 157 peticiones para utilizar dicho espacio y en lo que va de año ya suman 135. “No hay ordenanza para esparcir las cenizas y entendíamos que teníamos que dar la oportunidad a los ciudadanos, que no quieren tener un columbario o un nicho, de hacer ese acto es un espacio controlado, digno y elegante”, explica la concejala de Salud y Consumo de Bilbao, quien recuerda que “es un espacio gratuito y se pueden hacer ceremonias”.

El bosque del recuerdo alberga un laurel en torno al cual se vuelcan las cenizas, que son asumidas por el terreno con la ayuda de unos aspersores. “Es una estancia para la despedida y la reflexión. No hay una lápida, pero sabes que ahí descansan las cenizas de tu ser querido”, expone Díez, quien entiende que, entre sus usuarios, habrá “gente que habrá hecho su funeral y, al no tener nicho, habrá optado por una cuestión más cómoda, en el sentido de que es un sitio para el recuerdo, pero no tienes que mantenerlo”.

Aunque en Bilbao no hay ninguna ordenanza que prohíba expresamente esparcir cenizas, sí hay una que impide “depositar restos de cualquier índole en el espacio público”. “No es un resto que sea nocivo para la salud, pero por una cuestión de limpieza y de orden, no se deja”, señala la concejala, quien admite, no obstante, la dificultad de controlar esta práctica. “Si alguien dice que su sueño es que tiren sus cenizas en la Ría, tú no puedes estar vigilando”.

Siete urnas en San Bartolomé Respecto a la instrucción de hace un año en la que el Papa Francisco señalaba que las cenizas de los difuntos deben “mantenerse en un lugar sagrado” y no esparcirse ni conservarse en el hogar, Ignacio Fernández, párroco de la Iglesia San Bartolomé de Leioa, considera que no ha tenido gran repercusión en Bizkaia. “Recién salida la noticia, hubo gente que se acercó para preguntar cómo funcionaba el columbario, pero no ha habido un aumento de su uso este último año”, asegura.

De los 150 nichos disponibles, solo 11 tienen dueño y en ellos hay depositadas las cenizas de siete personas. “Hay quien lo ha comprado para que sus hijos sepan dónde depositar sus restos y no se rompan la cabeza”, dice y reconoce que, a diferencia del sur, donde “las cofradías tienen columbarios, aquí la gente no sabe muy bien qué hacer con las cenizas. Hay quien las lleva al monte, al mar o a lugares emblemáticos o quien las conserva en casa”. El “peligro” de esta opción, advierte, es que “pasan de generación en generación, el piso se vende y llega uno y dice: ¿Y estas cenizas de quién son? Se trata de que no acaben en un mal sitio”, explica y aclara que la Iglesia lo que dice es que se “cuiden con respeto” los restos. “Yo suelo decir: tú el cuerpo de la abuela no lo tiras por Urkiola, pues las cenizas lo mismo”.