Getxo - Getxo miró ayer a sus verdes espacios. Al cielo y a la tierra. La localidad, por un lado, festejó el Día Mundial de las Aves con un anillamiento científico de pájaros en el humedal de Bolue, y, precisamente, en ese mismo lugar se desarrolló una de las actividades organizadas en el marco de las Jornadas Europeas de Patrimonio, que este año versan sobre el paisaje: una visita guiada por toda esa zona boscosa.

La conocida como casa de bombas del humedal fue el escenario para descubrir más sobre los vecinos voladores de Getxo. “El anillamiento científico consiste en capturar aves sin dañarlas, tomarles medidas poniéndoles una anilla, que lo que hace es individualizar el ave, y después se suelta. El anillar no da información en sí pero el recapturar esas aves aquí o en otro sitio sí lo hace, porque así se pueden hacer estudios de la migración, de las poblaciones... Es algo que se lleva utilizando muchos años como herramienta científica y también es muy importante como una forma de educación ambiental”, expuso ayer Begoña Valcárcel, de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, responsable de esta iniciativa, que se desarrolló desde las 9.00 hasta las 13.00 horas y que reunió, por turnos, a numerosos grupos de curiosos. Entre ellos, muchos niños. Todos ellos, muy atentos y también con alguna que otra pregunta que realizar, observaban a los pájaros que sujetaba la propia Valcárcel o su compañero, Sergio de Juan. Y es que inculcar a los más pequeños el cuidado de la madre naturaleza es uno de los objetivos del Día Mundial de las Aves. “Hoy -por ayer- se reivindica también la importancia de los humedales. Las aves están muy ligadas a ellos, no solo las que viven ahí, sino las que los utilizan en la migración, como lugares de cría, de hibernada...”, apuntó la integrante de Aranzadi.

Según datos del Servicio de Estudios de Seguimiento Faunístico y del Medio Natural, hechos públicos el pasado año, en el humedal y el valle de Bolue hay 140 especies de aves contabilizadas. De ellas, 39 están incluidas en el Catálogo Vasco de Especies Amenazadas: una, el carricerín común, está calificada como en peligro de extinción; siete, como vulnerables; veinte, como raras, y once, como interés especial. Así que entre los inquilinos del humedal están el milano real, el chorlitejo chico, la garza imperial, la lechuza campestre, el aguilucho pálido, el gavilán... Todo ello lo pudieron aprender también los que participaron en la visita guiada que partió del aula ambiental de Larrañazubi.

Más de treinta personas -muchas de ellas provenientes de Bilbao- recorrieron durante unas tres horas parte del humedal, que tiene una extensión de diez hectáreas y colinda con el municipio de Berango. Su característica más peculiar, respecto a otras zonas húmedas costeras de Euskadi, es que es de agua dulce y no salina. Asimismo, llama la atención que uno de los rincones fuera un antiguo vertedero y que debajo de la vegetación que se plantó, ocultos, estén aún los desperdicios, montañas verdes de basura. Se comenta que hasta los restos de una ballena que apareció en una de las playas getxotarras pueden estar enterrados por ahí...

Otro de los datos a destacar de este entorno es que en él han ido disminuyendo “las aves que crían en humedal y aumentando las típicas de bosque porque se está colmatando y, a simple vista, ya se ve que hay menos lámina de agua y más árboles”, precisó Valcárcel. Aranzadi efectúa dos exhibiciones públicas de anillamientos, una por esta efeméride y otra, dentro de la Aste Berdea de Getxo, pero su tarea en el humedal de Bolue es continua durante todo el año. “Una vez al mes o varias, depende de la época, trabajamos aquí, porque cuanta más información tienes, más conoces sobre cómo evoluciona el humedal, la vegetación...”, aseveró la experta.