Ugao-Miraballes - Tras ocho décadas desarrollando la misma actividad en los bajos del edificio número 36 de la calle Udiarraga, el comercio más antiguo de Ugao cerrará antes de fin de año sus puertas. Para muchos es también el más singular, puesto que el Estanco Rodrigo es considerado como un museo. Cada una de sus paredes, cada una de sus estanterías, cada uno de sus rincones... rezuman cultura e historia. De hecho, el vetusto local es, por eso, visitado cada semana “por una o dos personas que vienen expresamente a verlo, sobre todo de Portugalete, Barakaldo o Bilbao”, asegura su propietario Iñaki García Uribe.
No siempre fue así. La expendeduría número 1 de Miraballes fue adjudicada a Eugenia Rodrigo Marquina el 27 de enero de 1938 “y con mi tía fue un estanco al uso”. Falleció dramáticamente en enero 1983 “asesinada vilmente en el propio estanco por un desequilibrado mental que le asestó varias puñaladas”.
El negocio pasó entonces a manos de Javi García Rodrigo -aita de Iñaki- “y en esa etapa empezó a ser un lugar de encuentro de temas culturales”. No en vano, “Javi, el del Estanco”, como se le conocía, “fue el cronista de la villa, preocupado por cualquier tema que diera luz o un mayor conocimiento, escribió un libro titulado Crónicas de Ugao que es un compendio de la historia, la arquitectura y el uso y costumbres de Miraballes y tuvo también una sección fija en la revista Ecos de Ugao”.
Era, además, “un fotógrafo compulsivo y tiró cientos de miles de instantáneas que él mismo revelaba en la trasera del edifico donde tenía un bonito laboratorio”. En agosto de ese mismo 1983, las terribles inundaciones “arrasaron por completo el estanco” que, al margen de las económicas, sufrió pérdidas sentimentales e irreparables como “un armario de caoba traído por un familiar de Cuba que era el archivo de fotografías y clichés. Aita creía que dentro podría haber unas 200.000 fotos. Es la única vez que le vi llorar en toda mi vida”, recuerda Iñaki.
Casi Ocho años de museo García Uribe tomó las riendas del comercio al morir su aita en 2010. Es en esta última etapa cuando el estanco ha alcanzado la categoría de museo al albergar en su interior objetos y piezas de importante valor cultural e histórico. “Al hacerme cargo del negocio, lo vacío entero y empiezo a utilizar todos sus espacios, excepto el lineal del tabaco, a exposiciones de temas etnográficos, montañismo, fotografías...”. La zona reservada a la venta de revistas es eliminada para utilizarla como lugar para montar “dos muestras temporales al año y al retirarlas las dono al ayuntamiento u otras instituciones”.
Así lo va a hacer con todo su contenido cultural cuando cierre sus puertas antes de fin de año. Y es que, aunque Iñaki y el negocio se van a trasladar a otro local de Ugao, “va a ser todo muy diferente, un cambio de ciclo que no va a tener nada que ver con esto”, asegura.