NUNCA pensó que le sería tan complicado encontrar una camiseta y un pantalón de su talla. Tampoco que le costase tanto ir de compras. “Nunca pensé que sería todo tan difícil”. Le ocurrió a Eider Aizkorra, una joven bilbaina de 34 años que se ha prohibido a sí misma entrar a las tiendas convencionales de ropa porque nunca encuentra “absolutamente nada” de su talla. No es que utilice una talla extremadamente grande, pero sí necesita una más grande de las que fabrican las marcas convencionales que atraen a la mayoría de la ciudadanía.

En Bilbao existen varias tiendas de tallas grandes. Más escasas son, sin embargo, las que ofrecen prendas que sigan las últimas tendencias de moda, sobre todo pensando en sus clientas más jóvenes. “Independientemente del cuerpo que tengas y de la talla que uses tienes el derecho de ir guapa, joven y a la moda”, reivindica Eider.

Dependientas, trabajadoras y los propios ciudadanos creen que a pesar de que la sociedad está más concienciada respecto al físico y que cada vez son más las modelos con curvas que aparecen en los anuncios, “todavía queda mucho que recorrer” porque aún son muchas las marcas que no se atreven a lanzarse de lleno en el mercado de las tallas grandes.

Aunque cuesta, cada vez son más los establecimientos que, en Bilbao, intentan ofrecer a sus clientas ilusión y felicidad, aunque la talla de sus prendas esté por encima de los cánones actuales. Maite Antuñano lleva más de 40 años inmersa en el mundo de la moda, en su pequeña boutique del centro de la capital vizcaina. Lo principal y esencial para esta experta es escuchar a la clienta según entra por la puerta. Por eso siempre intenta trasladar a sus clientas que lo más importante es ser feliz independientemente de la talla que uses. “Ser gorda forma parte de cada persona y no es ninguna enfermedad ni ninguna anomalía”, explica Antuñano, quien piensa que a día de hoy todo el mundo es “víctima de las multinacionales porque ninguna trabaja tallas grandes y se convierte en una verdadera dictadura”.

De hecho, no entiende que haya que seguir unos estándares de belleza al pie de la letra porque “donde cabe alguien grande también lo hace una persona pequeña”. Algo con lo que Eider está de acuerdo. A su juicio, al igual que las personas que tienen una talla más grande de lo normal customizan las prendas, también podría haber más marcas que elaborasen tallas grandes aptas también para las personas de talla normal. “Es cuestión de moda”, explica Eider. No se considera experta en este terreno pero está segura de que “si se pone de moda un jersey ancho, de una talla XXL, la mayoría de personas lo compraría”. Begoña trabaja en una tienda de tallas grandes de la zona de Abando y asegura que si “una prenda llama mucho la atención” tratan de ponerse en contacto con su fabricante para que intenten diseñar algo similar. “Es un caso excepcional porque suelen fabricar para cuatro tiendas solamente”, explica la dependienta.

Asimismo, Eider admite que es “muy difícil”, teniendo un físico “demasiado diferente al convencional” restar importancia a los comentarios que se escuchan en la calle incluso las miradas que siente mientras pasea. “Es cierto que cada vez salgo con menos inseguridades pero es algo que cuesta mucho quitarse”, admite. Durante el verano era incapaz de ponerse un pantalón corto y una camiseta de tirantes. “No podía porque me hacía roces y me sentía muy incómoda y poco segura”, admite. Pero, con el tiempo, ha cogido “mucha confianza” para salir a la calle pisando fuerte.

De la misma manera, otra de las cosas que también le costó su trabajo fue aceptar que no podía vestir igual que sus amigas. “No quería ir como si fuésemos gemelas, pero lo que sí odiaba era ir tan diferente, tan oscura y tan lisa”, confiesa. Ahora es capaz de plantarse una camiseta con estampados “enormes” y, a pesar de que sabe que hacen la figura más ancha, no le importa si la recompensa es poder ver su armario más colorido que nunca. Por eso, cuando se pasea por las calles de Bilbao y encuentra una tienda en la que tengan disponible una talla 48 entra “por si acaso” ve algo que se parezca a su estilo habitual.

Por eso, lo que ella siempre desea es ver en los escaparates de las tiendas cosas divertidas y coloridas. De hecho, Eider siempre ha tenido una figura más fuerte y recuerda que, cuando era pequeña, intentaba entrar en una talla que no le correspondía. Buscaba “cosas muy divertidas y coloridas”, al igual que hoy en día. Pero de pequeña no aceptaba que en su armario hubiese prendas de la talla 44 a pesar de necesitarlas. “Me acuerdo que iba apretada y muy incómoda, que me sobresalían los michelines”, recuerda, avergonzada. Sabe que era por su cabezonería pero también utilizaba ropa más pequeña “porque me negaba a vestir, con 18 años, como una señora de 70”. Por eso se alegra de ver cada vez más tiendas que ofrecen tallas grandes sin que su ropa sea aburrida. Se sabe todas las tiendas de tallas grandes de Bilbao al dedillo porque de vez en cuando hace una ruta para ver si encuentra algo novedoso y actual.

Ni sosa ni aburrida

Por eso, tanto dependientas de las tiendas de prendas grandes como clientas, aseguran que, el hecho de que tengas una talla grande no quiere decir que se tenga que vestir de una manera sosa ni aburrida. Por ello sueñan con un mundo en el que las marcas se lancen a hacer ropa de todas las tallas, sin discriminar ninguna porque, según Maite Antuñano, el hecho de que la mayoría de prendas tallen hasta la 42 puede generar problemas muy graves en la sociedad: “De ahí vienen los problemas de salud de las más jóvenes, que hacen lo posible por entrar en una talla que no les corresponde. Por eso tienen que aprender a mirar sus curvas de una manera diferente y adorarlas, porque son preciosas”.

Alguien que está introducida de lleno en la moda es Nekane, una modelo bilbaina de tallas grandes que a día de hoy vive en Miami. Esta joven de 25 años también está de acuerdo con que “todavía queda mucho por hacer” en el mercado textil respecto a las tallas grandes. “Lucho por la diversidad de tallas, intentando que la sociedad vea que una talla no define la belleza, que todos los cuerpos son bonitos y que no tenemos que escondernos detrás de nuestros complejos”, detalla esta bilbaina. Para ella, la clave de salir “perfecta” a la calle es ir segura de sí misma, sintiéndose cómoda, a gusto, sexy “y con muchas ganas de comerme el mundo”. Por ello anima a personas como Eider, a las que les cuesta encontrar una prenda que se adecue a su estilo y edad, a que se miren frente al espejo y vean todo lo bueno que hay en ellas. “Ni tu talla ni tu peso definen la belleza”, asegura. Es algo que Nekane ha aprendido con el paso de los años. Siempre ha sido muy coqueta pero únicamente se arreglaba para que los demás la viesen bien. “Desde hace un año eso ha cambiado porque me arreglo, me cuido y me mimo para verme bonita yo”, explica.