Gracias por tu sonrisa durante tantos años”. Vecinos de Sopela despedirán mañana domingo la tienda de golosinas Mickey, situada en la calle Bidebieta número 3, un establecimiento que ha marcado a varias generaciones de sopeloztarras. “Siempre atendía a los niños con una sonrisa. Es un tío supermajo y buena persona”, resume una de sus clientas. Se trata de un opinión generalizada y compartida por multitud de sopeloztarras que han crecido comprando chucherías en el local que regenta José Luis Echebarria, un negocio que lleva abierto 28 años, de forma ininterrumpida, endulzando el día a día de los vecinos de esta localidad.
Hace dos semanas colgó un cartel en la puerta de su local anunciando el cierre de la tienda. “Cerramos el 30/07/17. Muchas gracias a mis clientes por todos estos años. José Luis”, rezaba el anuncio. Fue su forma de despedirse, una muestra más de su categoría humana. Y como el recuerdo de su simpatía es imborrable al paso del tiempo, el aluvión de mensajes de agradecimiento por parte de sus clientes no se hizo esperar. “Estoy desbordado por tantas muestras de cariño y muy agradecido a toda la gente”, relata José Luis.
Colgados en los cristales de la tienda, junto a la entrada, los clientes han ido dejándole, uno a uno, un mensaje que denota el cariño que sienten por la tienda y, sobre todo, por su responsable. “Campeón. Esa era la primera palabra a sus clientes más pequeños, y te diremos que campeón eres tú. Gracias por tu siempre amable sonrisa. Te echaremos de menos”, reza uno de los mensajes. “Mickey, hemos pasado por buenos y malos momentos pero siempre vamos a estar en algún momento. Muchas gracias por todo José Luis, Patricia y Arantza”, explica otra de las reseñas, que hace alusión a otras trabajadoras del establecimiento. “Gracias por todo y nunca nos olvidaremos”, prosigue June. “Las chelsis te queremos”, añade otro cartel. “Hey Mickey” junto a un corazón ilustra otro de los mensajes. “Hasta siempre”, escribe otro sobre una postal con el dibujo de Mickey, que da nombre a la tienda. “Te echaremos de menos, pero que seas muy feliz, José Luis, sin trabajar”, añade otro. “Te queremos José Luis”, agregan Iraia y Arrate.
Pero, sin duda, uno de los mensajes más emotivos es un folio con dibujos de golosinas sobre el que reza una emotiva dedicatoria. “José Luis, nos da mucha pena saber que vas a cerrar Mickey. Te vamos a echar de menos, tu buen humor y, sobre todo, el cariño con el que nos tratabas”, escribe uno de sus clientes en el que incluye dentro de su mensaje a otros usuarios como “Leire, Marta, Gemma, Amaya, aita, ama y Goiuri”. “Esperamos que disfrutes de tu jubilación como nosotros hemos disfrutado de las chuches que te hemos comprado. Un musu muy gordo, nos vemos por Sope”, concluye. “Gracias por todos estos años. Sois encantadores. Hace años nos vimos en Tenerife de vacaciones. Espero que disfrutéis de muchos viajes y que nos crucemos por el camino. ¡Qué pena que cerréis! No va a ser lo mismo y me va a resultar muy raro no comprar en la tienda de chuches del pueblo. Muchos besos y abrazos”, firma Ainara Requejo y familia.
Y es que a lo largo de tantos años en Sopela, desde su inconfundible tienda con el escaparate verde y el logro del personaje de Disney, José Luis ha entablado una relación casi familiar con muchos de sus clientes. “A muchos de ellos les he visto crecer. Ahora, incluso, algunos vienen con sus hijos a comprarles golosinas”, indica José Luis, que a sus 61 años no deja de recibir muestras de cariño.
La mayor parte de ellas proceden de niños, que no dejan de repetirle que por favor no cierre Mickey. “José Luis, no puedes cerrar la tienda”, se acerca a decirle uno de ellos. Su inocencia resulta convincente y enternecedora pero José Luis le explica, con la amabilidad que ha hecho gala durante estos años, que “es momento de descansar”. “Me da pena cerrar la tienda porque he hecho muchas amistades”, apunta. Su relación con ellos llegaba hasta el punto que le resultaba triste cuando a algún niño no le llegaba para todas las chuches. “Si venían con la bolsa llena y no les llegaba tenía que negociar con ellos, pero al ver sus caras al quitar alguna gominola, me daba mucha pena”, relata.
ANÉCDOTAS A medida que la noticia del cierre de la tienda se ha extendido por Sopela, no han dejado de sucederse las muestras de cariño y recuerdo, tanto con mensajes en su tienda como en las redes sociales. “Siempre que salía del dentista, con toda la boca dormida, mi ama me llevaba a comprarme una gran bolsa de gominolas y José Luis me decía: ¡Das trabajo a todo el mundo!”, rememora Ainhize. “Su clásico: ¿Qué pasa chavalote (o chavalota)?” era el anuncio de bienvenida a los más jóvenes. “Siempre he procurado tratar a todo el mundo bien”, reconoce José Luis, radiotelegrafista de la marina mercante de profesión, que con el nacimiento de su hijo cambió las comunicaciones marítimas por las chuches. “Quería estar cerca de mi familia”, señala. Una familia que con el paso de los años ha crecido gracias a sus clientes. Por eso no es de extrañar que algunos pidan un reconocimiento para él. “Alcalde, porfa, pon una estatua de Mickey en el parque en honor a José Luis. Gracias”, firmado: “Los niños de Sope”.