Urduliz - 60 kilos de masa y unas 120 chistorras. 25 metros de longitud. El choripán más grande jamás visto. Tratar de observar su final desde un extremo resultaba complicado. Hicieron falta decenas de manos para preparar la masa y otras tantas para introducirlo en el horno, una tarea que resultó ardua y complicada, con algunos contratiempos propios del directo, pero que acabó con un sabroso y satisfactorio final. “Se nos ha roto el cable que hacía de guía para meter el choripán en el horno pero al final lo hemos conseguido solventar entre todos”, resumió Pedro Elordui, responsable de la sidrería Ayoberri y promotor de esta peculiar iniciativa que se le había resistido en los últimos años. “Todo el dinero recaudado de las raciones irá destinado a la Fundación Stop Sanfilippo. Cada año trato de buscar un reto y, en esta ocasión, quería conseguir este desafío”, explicó.
Para hornear semejante coloso de masa de pan hizo falta improvisar un horno. Varios cilindros conectados entre sí sobre el fuego ocuparon media campa dentro de las extensas y verdes instalaciones de la sidrería. En paralelo, decenas de niños de Urduliz, miembros del club de balonmano local e integrantes del AMPA del colegio Elor-tza se afanaron en preparar la masa. Y es que todo es a lo grande cuando los urduliztarras se ponen manos a la obra.
Finalmente, después de múltiples maniobras, más propias de una obra de ingeniería, lograron entre todos introducir el choripán en el horno. Tras media hora de cocción, el manjar estaba listo. Se repartieron más de medio centenar de raciones, a 5 euros cada una, que además de un sabroso sabor sirvió para un noble fin. - Carlos Zárate