Plentzia - Powerpoints: listos. Textos: preparados. La sala: llena. Empieza la lección de historia local a cargo de alumnos del instituto Uribe Kosta de Plentzia en Goñi Portal. Con algunos nervios palpables en el ambiente por hablar en público, los jóvenes de primero de la ESO y de Bachiller explicaron el papel que jugaron las ballenas en el pasado de la villa y también trasladaron detalles del hermanamiento entre la localidad y Placentia, precisamente vinculadas en el pretérito por estos cetáceos.
Durante el curso, los estudiantes han estado sumergidos en la historia más cercana, en aquella que es de kilómetro 0. En la vida de sus antepasados. En los sucesos locales que pocas veces aparecen en los libros reglamentarios. “Los alumnos y los profesores habéis hecho un gran trabajo. Para el curso que viene ya tenemos otro tema y os lanzaremos la propuesta”, aseguró el alcalde de Plentzia, David Crestelo, que, de esta manera, ya tiene pensados los próximos deberes para el instituto. El año pasado ya se puso en práctica esta asignatura local con la Guerra Civil. Entonces, los estudiantes comprobaron cómo afectó la contienda a su municipio. “El 14 de junio de 1937, la Brigada Mixta del ejército franquista tomó la villa de Plentzia junto a otras localidades cercanas, como Lemoiz y Gorliz. Al día siguiente, Eugenio Campillo Robredo, un niño del municipio, murió a causa de un bombardero italiano que creía que la localidad aún no estaba tomada. Rápidamente, un soldado italiano desplegó la rojigualda sobre un tejado para evitar un drama mayor. Este hecho está documentado por el testigo Enrique Bárcena, primo de la víctima”, explicó el historiador Carmelo Landa, colaborador de lujo en el trabajo de los jóvenes. Esta vez, los alumnos del instituto también contaron con la ayuda de un profesor especial, aparte de los del propio centro: el historiador Pedro Uribarrena, que participó en una expedición en 1989 a Terranova, la tierra a la que llegaron los plentziarras, y también otros vascos, muchos siglos antes para cazar ballenas.
Para aceite Así que los estudiantes se sumergieron entre papeles para conocer la historia de los balleneros. “Atrapar ballenas no es un juego de niños, pero los balleneros vascos estaban muy preparados físicamente y empleaban la txalupa, muy ágil en el mar, para cazarlas. Luego la grasa de ballena se convertía en aceite que servía para iluminar ciudades como Londres y París”, indicaron los alumnos.
El primer edil de Plentzia contribuyó al trabajo de los jóvenes del instituto. “El documento fundacional de la villa de 1299 ya recoge la caza de la ballena y los derechos que los plencianos tenían para ello. La fisionomía de Plentzia estaba hecha para salir a la mar. La iglesia era una atalaya perfecta para divisarla. Además, en uno de los documentos de la Cofradía de Mareantes de San Pedro, del siglo XVI, ya aparecen alusiones a las ballenas”, desveló Crestelo, que aportó más datos históricos y que también disertó sobre el hermanamiento entre Plentzia y el municipio canadiense de Placentia. Y es que, tal y como señalaron los estudiantes del instituto, “estos dos nombres se parecen muchísimo y, sin duda, están unidos. ¿Por qué? Por la pesca de las ballenas”. La paulatina desaparición de cetáceos de las costas vascas empujó a los arrantzales a explorar nuevos territorios, como por ejemplo Terranova y Labrador. Por eso, muchos plentziarras llegaron hasta lo que hoy es Placentia y dejaron allí su huella. El último pleno del Ayuntamiento aprobó de manera oficial este hermanamiento y en los próximos días, miembros del Consistorio devolverán la visita que Wayne Power y Noella Collins, alcalde y concejala de Turismo de Placentia, respectivamente, protagonizaron en la localidad de Uribe Kosta en 2016. Todo ello, en el marco de la expedición vasca en barco por Terranova y Labrador, que abrirá una nueva ruta cultural que pondrá en énfasis la historia y el legado de los balleneros y bacaladeros vascos en la zona desde el siglo XVI.