T4, un camino de aceptación
La asociación de lucha contra el sida nació hace 25 años. En este tiempo ha visto cómo las necesidades del colectivo que atiende han ido cambiando y ha sabido adaptarse haciendo hincapié siempre en la prevención
ANTES teníamos que ayudar a morir. Ahora tenemos que ayudar a la gente a que acepte que es un infección crónica que le va a permitir vivir la misma vida que había planificado y con calidad”. Esta frase de los responsables de la Asociación T4 de lucha contra el sida resume la trayectoria de una entidad que comenzó a funcionar hace un cuarto de siglo. El germen fue el proyecto Bideratzen, que hoy en día es uno de los principales programas de la entidad.
En este tiempo han ido adaptándose a los cambios y a las necesidades que presenta el colectivo al que presta su servicio. “En los primeros años teníamos tres objetivos: informar, asesorar y ayudar a aceptar el diagnóstico y la transición a la muerte”, explican desde la entidad para la que los avances en los tratamientos médicos supusieron un punto de inflexión, ya que ser portador del VIH no significaba un proceso rápido hacia el fallecimiento.
Esos años 90 fueron muy duros ya que se identificaba a los infectados vinculados a los colectivos de “prostitución, homosexuales y toxicómanos”. Sin embargo, las estadísticas comenzaron a reseñar que “era un problema de prácticas de riesgos sexuales, no de colectivos”. “En ese momento se empezó a trabajar en la prevención, en la información y en trasladar que es un problema de todos”, remarcan desde T4.
Aunque el estereotipo de las personas que tienen VIH “se ha quitado”, muchos afectados siguen sufriendo la “discriminación” por portar este virus. “Las personas que tienen VIH tienen miedo a que se sepa su enfermedad. Temen el rechazo, a que por sus condiciones no puedan tener una libertad en el sentido de igualdad, por ejemplo, en el ámbito laboral”, cuentan desde T4 ya que reciben muchas consultas sobre esta línea.
Programas Los avances sanitarios así como la asunción por parte de la sociedad de que el VIH es un problema general provocaron que la Asociación T4 fuera trabajando cada vez más y ampliara los programas que presta. El proyecto Bideratzen fue la “génesis” de la Asociación T4 y en la actualidad sigue muy vigente ya que es un “centro psicosocial en el que se presta el servicio de información, tratamientos, prevención a nivel de reducción de riesgos en prácticas sexuales, de reducción de riesgos en tratamientos, asesoramiento, apoyo emocional...”, describen desde T4. También resaltan que uno de sus ejes fundamentales es la terapia psicológica en la que tienen que seguir incidiendo porque “a las personas les cuesta proyectarse toda una vida con los condicionantes de vivir con la infección”.
Otra de las bases de T4 es el centro de día Zure Enea, un espacio en el que se atienden a personas “vinculadas con la entidad o que vienen de otros programas de intervención con problemáticas de exclusión”. Allí “se realizan talleres, actividades educativas, cognitivas... para que las personas vayan generando herramientas con las que puedan insertarse en el concepto que se entiende por normalidad en temas sociales”.
El camino que recorre T4 no se queda ahí ya que a través de los proyectos Atsedena y Aukera se ofrece un espacio residencial. Ambos atienden “a personas con patologías en riesgos de exclusión y que tienen una carencia a nivel de cuidados”. La diferencia estiba en que el primero está vinculado a un “proceso clínico que determinó un ingreso hospitalario” mientras que en el segundo la estancia puede ser más larga. A raíz de estas dos iniciativas nació Bidexka, “un piso compartido para ir adaptándose a la autonomía y que puedan pasar a un piso tutelado o compartido pero ya fuera de la asociación”, precisan desde esta entidad.
Prevención El devenir de la Asociación T4 no tendría sentido sino pusieran especial atención en evitar que haya más contagios. “Este programa se ha mantenido toda la historia de T4 y trabajamos la prevención de VIH y ETS en todos los perfiles sociales que demanden o donde nosotros pongamos el foco”, explican los responsables de la asociación. En los últimos años se ha puesto la mirada “en la prevención en hombres que tienen sexo con hombres y en los jóvenes”. De hecho, con estos últimos surgió un programa junto con el Área de Salud del Ayuntamiento de Bilbao que está “dirigido a alumnos de los Programas de Cualificación Profesional Inicial”. Desde la entidad subrayan que “hay que tener cuidado porque son chavales que vienen con problemas de familia, conductuales...”.
Además, forman parte de la imagen de uno de los símbolos de Bilbao, Aste Nagusia cuando instalan una carpa en la que “se reparten preservativos, se atienen consultas, se da información sobre prácticas de riesgo, vías de transmisión...”.
Sin embargo, el mensaje estaba perdiendo fuerza y en la entidad se dieron cuenta que había que cambiar el enfoque. “Antes era un enfoque muy clínico, ahora es de sexualidad, de hablar de ella”, cuentan en T4, que ha puesto en marcha la campaña Dale una vuelta al sexo para incidir en la importancia de la sexualidad.
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