Bermeo - El sonido del cuerno volvió a retumbar en el balcón del Cantábrico o por lo menos llegó hasta las faldas del monte Sollube, escenario ayer de la decimocuarta edición del Día de los Montes Bocineros. Cientos de personas alcanzaron la cumbre partiendo en dos grupos que iniciaron su marcha desde Bermeo y desde Arrieta, acompañados de una jornada soleada que permitió disfrutar de unas espectaculares vistas, en una marcha organizada por las Juntas Generales de Bizkaia en colaboración con los clubes de montaña Sollube 707, de Bermeo, y Tallu Mendizale, de Mungialde, convertida en clásica para los amantes a la montaña y las tradiciones vizcainas.

Una de las rutas montañeras dio comienzo a las 9.30 horas desde la plaza Taraska de la localidad marinera y la segunda lo hizo a las 10.00 horas desde Arrieta, por la otra cara del monte. Los primeros grupos de las dos columnas de mendizales alcanzaron los 684 metros del Sollube a partir de las once y media. Ya en la cumbre, a las doce del mediodía, se llevó a cabo la tradicional llamada a las Juntas Generales con el sonido de al menos una decena de cuernos, que como dice la leyenda romántica defendida por Antonio de Trueba, se hacía en tiempos de la Edad Media, tal y como detalló el historiador Alberto Santana .

Una vez en la cumbre, tras un aurresku de honor y unas danzas tradicionales por parte de las dantzaris del grupo Alkartasuna de Bermeo acompañadas de algunos irrintzis, Xabier Goikoetxea, como representante del club Sollube 707, hizo entrega del cuerno oficial al representante del club del club Alpino Tabira de Durango, organizador de la subida del próximo año con un escueto “Datorren urtean Oizen” -el año que viene en Oiz-, escenario de la jornada de los montes bocineros en 2018 . El propio Goikoetxea se mostraba contento con la jornada, tanto por la participación como por la climatología. “El día va muy bien. Se ha acercado mucha gente hasta aquí y el tiempo también ha acompañado”. En su caso el de ayer fue un día de intenso trabajo desde muy temprano para tenerlo todo dispuesto; “he salido de casa a las 7.30 horas para prepararlo todo, colocando el merendero con los pintxos y la verdad es que ha quedado un día muy bonito”. Tras cumplir con la liturgia, los participantes pudieron reponer fuerzas en el hamakeitako organizado por las Juntas para despedir la fiesta.

En representación de las Juntas Generales en la jornada de ayer acudió su presidenta, Ana Otadui, quien quiso agradecer la asistencia a todos los mendizales que se acercaron en el día de ayer. La presidenta de las Juntas quiso poner en valor “el trabajo en común entre las instituciones públicas y las organizaciones, ya que es lo que impulsa a nuestro pueblo a seguir hacia delante”.

protagonistas varios El alcalde de Arrieta destacó las “vistas espectaculares” que ofrecía en la jornada de ayer el monte Sollube. “Se puede ver toda la parte de Ezkerraldea, el río Ibaizabal o también llamado Nervión, con el superpuerto, que se ve perfectamente, y al fondo ves algunos montes estatales como” comentaba mientras señalaba con el bastón los diferentes puntos del horizonte.

Según dijo Azillona, que ascendió desde su localidad, “el monte en su mayoría pertenece al territorio de Arrieta, que era el lugar donde antiguamente se hacia el pastoreo y ahora estamos intentando crear un parque natural, que esté compuesto de árboles autóctonos: roble, encina, etc. para que sea una zona de esparcimiento”. En palabras del primer edil, “estamos trabajando con la Diputación Foral para trasplantar los pinos, algo que esperamos poder empezar al final de año”.

Leyendas románticas nacidas al albur de la interpretación de novelistas como Antonio de Trueba, imaginaron las llamadas a las Juntas mediante cuernos que sonaban en los distintos montes del territorio vizcaino. Y para cuernos resaltó sobre manera el de Juan Antonio Alaña por su tamaño. Una asta construida con sus manos y proveniente de una vaca gallega, de la especie Barrosa. Según el artesano “es muy sencillo tocar el cuerno, porque los jóvenes con apenas cuatro años enseguida lo hacen sonar”.

Familias, amigos y miembros de varios clubes de montaña no quisieron perderse el ambiente vivido en la cima del monte. La mayoría repetía y llevaban unas cuantas ediciones encima por lo que estaban curtidos en la materia. No serán como los 14 ocho miles que han pisado Juanito Oiarzabal o Reinhold Messner, pero los cinco montes bocineros son cimas que dan cache a un mendizale, aunque sea a otra escala. Iñaki, Pedro y Mari Paz, tres amigos miembros del club de montaña Sollubepe de Meñaka que acostumbrados a cimas mas complejas ayer no tuvieron mayores problemas en hollar el Sollube.

Una jornada completa la que se vivió ayer a la mañana. El año que viene será el turno del monte Oiz, otra cima bocinera, donde el sonido del cuerno volverá a sonar tal y como lo hacia antaño a todos los rincones del territorio vizcaino con la función de llamar a juntas.