BILBAO - La propuesta para hablar de los after hours en las inmediaciones de Galerías Urquijo sirvió de excusa ayer para debatir sobre el modelo de ocio nocturno deseable para la villa. Los grupos municipales coincidieron al subrayar el derecho al descanso del ciudadano, algo que consideran compatible con la existencia de discotecas en el núcleo urbano. En ese sentido, desde el equipo de gobierno destacaron su compromiso para que la normativa vigente se cumpla, con el fin de “evitar la alteración de la convivencia”. Sin embargo, también aludieron a la responsabilidad de las familias en lo que respecta a la educación de los jóvenes.
Según expuso Asier Abaunza, concejal de Planificación, el Consistorio ha abierto 22 expedientes sancionadores -con multas de 200 a 2.000 euros- en los dos últimos años en la confluencia de la calle Licenciado Poza con Telesforo Aranzadi, lo que ha conllevado el cierre temporal de cinco locales. En cualquier caso, el concejal expuso que “el Ayuntamiento no puede ser tutor o padre de cada uno de los jóvenes en la calle para corregir lo que no pueden hacer”. Por ello, indicó que se trata de un problema de “educación, valores y respeto”, en el que “todos” deben “asumir la responsabilidad que les toca”.
La propuesta del PP para continuar actuando en dicha zona fue aprobada con el apoyo del equipo de gobierno mientras que el resto de los grupos se abstuvieron. No obstante, Abaunza mostró sus reservas sobre el planteamiento realizado por los populares, ya que durante su exposición se centraron en los problemas generados por la discoteca Moma, abierta en enero en la calle Rodríguez Arias.
Durante su intervención, Luis Eguiluz, portavoz del PP, solicitó “un plan de choque” para frenar los “espectáculos lamentables” que se producen a la salida de este tipo de locales, con implicación de diferentes áreas municipales. En lo que respecta a la discoteca Moma, incidió en que “hay un problema externo gravísimo, con actitudes a las cinco menos cuarto de la mañana que no parece que puedan ocurrir en el centro de la ciudad”. Asimismo, destacó que los problemas salpican al Hotel Ilunion, donde se han llegado a registrar “picos que superan los 95 decibelios”.
El alcalde Juan Mari Aburto tomó la palabra para mostrar su confianza en las actuaciones llevadas a cabo por la Policía Municipal. Como ejemplo citó el cierre impuesto a la discoteca Budha durante cuatro meses, así como los tres expedientes abiertos a Moma, “que pueden llevar incluso al cierre”. Paralelamente, Alfonso Gil, segundo teniente de alcalde, considerando que el descanso de los vecinos y el ocio nocturno “son compatibles”, instó a buscar “nuevas estrategias” con un “escrupuloso cumplimiento de la normativa vigente”.
Por su parte, Aitziber Ibaibarriaga, portavoz de EH Bildu, incidió en que no hay que confundir la actividad de los after hours, que no están regulados y no son de competencia municipal, con el ocio nocturno. Asimismo, recordó el caso de la calle Barrenkalle en 2015, donde los problemas se solucionaron “cuando el Ayuntamiento se puso las pilas”. En ese sentido, indicó que “habría que habilitar marcos compartidos de mediación” porque hay vecinos -por ejemplo en las cercanías de Uribitarte- que no tienen su derecho al descanso garantizado.
La misma predisposición a la mediación mostró Carmen Muñoz, portavoz de Udalberri, mientras que Samir Lahdou, concejal de Goazen Bilbao, afeó al PP que su proposición insinuara la dejación de sus funciones a la Policía Municipal.