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Las Lamiak cumplen 40 años dando vida al Carnaval de Mundaka

El grupo de mujeres surgió como contrapunto a los Atorrak

Las Lamiak cumplen 40 años dando vida al Carnaval de MundakaI. Fradua

MUNDAKa - Los carnavales son una época de ancestrales tradiciones y celebraciones con un significado festivo surgido del pueblo. Diferentes rincones de Euskadi tienen actos únicos que merecen ser descubiertos por lo menos una vez en la vida para adentrarse en el jolgorio y buen ambiente que suelen crear. Un claro ejemplo de ello son los pasacalles de las Lamiak de Mundaka que este año han cumplido 40 años desde que salieran a desfilar por primera vez con sus cánticos por la calles de la localidad costera.

En la mitología vasca las Lamiak eran seres con forma de mujer y pies de pato, que cepillaban sus largos cabellos rubios con peines de oro en los recodos de los ríos. Según cuenta la leyenda en Mundaka, en los barrios de Lamiaran y Lamerapunte engañaban a los marineros con sus cantos para llevarlos a sus cuevas. La realidad, por el contrario, es diferente hoy en día, ya que la intención de las Lamiak no es la de engañar a ningún marinero, aunque sí que cantan, pero para llenar de alegría y buen ambiente el municipio. Según cuenta Pilar Ruiz, una de las veteranas del grupo y que ha estado presente desde la primera edición, “aunque los Atorrak salían desde hace muchos años, veíamos que las mujeres nos quedábamos un poco colgadas por lo que, ya que tenemos una zona en el municipio que se llama Lamiaran, pensamos en salir como Lamiak. Ese fue el inicio de todo hace 40 años”. Fue la iniciativa de las mujeres que componían la asociación cultural Gazte-Zar las artífices de la festiva iniciativa.

Este evento puesto en marcha por unas pocas entusiastas de Gazte-Zar, se ha convertido hoy en día en una de las tradiciones más representativas del Carnaval vasco. Todo gracias al trabajo y la ilusión mostrados durante las ultimas cuatro décadas por todas aquellas personas que han participado desfilando en las calles y que han colaborado en dar vida a unos seres mitológicos, más reales que nunca. Mundaka volvió a ser fiel ayer a su Aratuste, o a lo que muchos consideran su mejor día. Tal vez, en esta ocasión, no fueran marineros pero seguro que en el día de ayer más de uno cayó embrujado con la magia y la alegría que desprendieron por las calles mundakarras.

Desde que se fundaran las Lamiak hace 40 años, la tradición ha ido a más, uniéndose cada año más gente y con mayor ilusión. “Con motivo del aniversario esta vez hemos salido unas 150 personas. Durante este tiempo han ido sumándose distintas generaciones. Había años en los que algunas no podían participar con motivo de los estudios o porque fueron madres, aunque luego han vuelto. Pero siempre hemos estado un grupo que hemos mantenido la tradición, transmitiéndola a la juventud”, relata Ruiz. Ante tan señalado número, el día de ayer se unieron jóvenes y otras no tan jóvenes que estuvieron aquella primera vez. Además, para ser partícipe del evento solo hay una condición y es que hay que tener más de 16 años y “cierta relación con Mundaka”, como señala Ruiz. “Veranear o tener amigos en el pueblo es suficiente para poder participar, aunque más que nada es un tema de sentimiento. La cuestión no es solo haber nacido en Mundaka. Todos los que salimos en Atorrak o Lamiak no tenemos por qué ser de Mundaka necesariamente”, explica. Como detalle, aunque el mínimo de edad son 16 años, si tienen menos de 18 las participantes deben de presentar el permiso de sus progenitores.

Hasta la formación de este grupo, el domingo de Carnaval estuvo dominado hasta la llegada de las Lamiak por los Atorrak, una especie de estudiantina histórica de la localidad. Tal y como señala la Asociación Cultural Mundakako Atorrak, “la atorra era la camisa de mujer, en contraposición con la camisa del hombre. Antiguamente la camisa de mujer se componía de dos piezas: una, que llegaba del cuello a la cintura y se llamaba zakota o samatilla, y otra, que caía ceñida a la cintura, que se conocía con el nombre de atorra.

El conjunto adoptaba el nombre de atorra-zakotar o atorra-samallak, es decir, la camisa superior-inferior”. Por ello, para hacer contraste con los chicos, las Lamiak eligieron un traje negro para salir por las calles de Mundaka. Ayer, los Atorrak volvieron a desfilar por la mañana y a la tarde fue el turno de los bellos seres mitológicos femeninos.

A las seis de la tarde se unieron en la plaza del municipio, para dar comienzo a la tradicional kalejira que les hizo recorrer los distintos rincones del pueblo. El primer tramo les llevó hasta la idílica playa de Laidatxu, pasando por la residencia Gure Etxea, donde les cantaron a las personas mayores que se encuentran internadas en el lugar. Después volvieron a las calles de la zona superior de Mundaka, donde hicieron una parada delante de la casa de la familia de Javier Olabe, un hombre que compuso varias canciones que entonan hoy en día las Lamiak.

En el último tramo, se unieron a los otros grandes protagonistas de la jornada, los Atorrak. Juntos entonaron un par de canciones para volverse a separar en distintas rutas. El colofón tuvo lugar en la plaza donde más cánticos y algún que otro baile pusieron el broche a la fiesta.

Aunque en el caso de los Atorrak suelen componer una nueva canción cada año, las Lamiak no suelen hacerlo, aunque eso no signifique que tengan poco repertorio. “En nuestro caso tenemos un repertorio bastante amplio, por lo que solemos escoger algunos temas, pero no tenemos canciones nuevas desde hace tres o cuatro años. Tampoco queremos que se pierdan las antiguas, por lo que vamos alternándolas”, detalla Pilar Ruiz. Los temas que tratan las sonadas son los carnavales, los Atorrak, las propias Lamiak?

Para que todo salga a pedir de boca, antes del gran día suelen ensayar y con una conmemoración como la de esta edición más aún. “Suele haber bastantes ensayos antes del día señalado y este año, ya que se cumplen los 40 años, con más motivo”, señala la mundakarra. “Llevamos ensayando desde enero. Los músicos por ejemplo nos juntamos unos días antes para ensayar todos juntos ya que son bastantes instrumentos y hay que coordinarlos. También se ensayan los bailes antes del ensayo general”.

Para este año además, han publicado un pequeño libro con las canciones que entonan y sus partituras, acompañados de pegatinas.

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