LAS fotografías han sido históricamente los testigos mudos de una realidad que ha permitido conocer el pasado más cercano. Aunque las nuevas tecnologías han llevado a una sobreexplotación de la imagen en cierta manera, antiguamente las fotografías eran pequeñas obras de arte instantáneas que permitían dejar el legado visual de lo que ocurría en el mundo. Algunas de esas pequeñas huellas se reúnen ahora en un libro que muestra el pasado de una localidad como Bermeo, donde gracias a la labor de Anton Erkoreka, Jesús Urkidi e Iñaki Marcaida ha permitido crear la obra Primeras fotos e ilustraciones de Bermeo.
El libro recoge 50 ilustraciones y 150 fotografías de lo que fue la villa marinera desde el año 1520 hasta el 1920. “El libro es el resultado de una labor etnográfica e histórica. Teníamos un archivo y nos planteamos qué pasaría con el material que teníamos cuando nosotros desapareciéramos. Por ello, pensamos que debía ser publicado para que alguien lo pueda ver”, detalla Anton Erkoreka uno de los autores.
El embrión del libro que ahora ha visto la luz nació en la década de los 70, cuando Jesús Guridi y Anton Markaida comenzaron a trabajar en el proyecto Etniker, una investigación sobre la cultura del País Vasco, un atlas etnográfico de Euskal Herria que elaboraron junto al conocido sacerdote, antropólogo, etnólogo y arqueólogo Jose Miguel de Barandiaran. “Al mismo tiempo que recolectábamos material para el proyecto, comenzamos a recoger como trabajo adicional fotos antiguas”, relata Jesús Guridi. Y en esa labor dieron con tres grandes tesoros olvidados: tres álbumes propiedad de las familias Gabilondo, Rementeria y Uzelay, este último estirpe del conocido pintor Jose María de Uzelay, que se encontraba en el palacio Txirapozu de Busturia. “Las tres familias han sido las que han permitido poder recopilar casi todo el material”, confiesa Ercoreca.
“En el palacio hallamos varios álbumes con fotos que se encontraban totalmente amarillentas y en mal estado, que en algún caso contaban con la fecha de cuando se sacaron”, narran los autores. En aquella época, aún no había los adelantos tecnológicos de hoy en día y por ello, con ayuda de sus cámaras, comenzaron a hacer reproducciones, cogiendo copias y conservándolos como oro en paño durante todos estos años. “Nos hicimos con tres álbumes de unas 40 fotos cada una. También había una colección de postales antiguas de Bermeo publicada hacia 1908, que es la colección que hizo un conservero de Bermeo, Guezeda, para promocionar sus conservas”. Gracias a todos los álbumes, más las postales de Guezeda y alguna foto suelta que tenían, han completado una obra que relata la realidad de la localidad. “En un año y pico hemos restaurado las fotos, las hemos ordenado y catalogado”.
Las instantáneas de aquellas épocas fueron tomadas con las cámaras fotográficas que se apoyaban sobre trípodes y donde los fotógrafos solían sacar dos fotos en cada toma, ya que era una labor laboriosa obtenerlos. “Hay una foto donde aparece el edificio consistorial y se puede observar en el reloj que aparece en la imagen que entre una foto y otra hay diez minutos de diferencia. En muchos casos hemos recuperado hasta las dos fotografías originales”. Con todo ello han logrado un catálogo de todas las fotos de Bermeo hasta el año 1910. “Están todas las fotos que puedan existir de la época prácticamente”, cuenta Guridi.
“Primeras fotos e ilustraciones de Bermeo” es, en definitiva, una historia gráfica del municipio, donde en las primeras paginas se recogen las ilustraciones que existen. La más antigua data del siglo XVI, que fue hallada en París en un derrotero, de una época en el que no se hacían planos de la costa sino que, cuando venía una embarcación a puerto, dibujaban el contorno de los accidentes geográficos más importantes del lugar. “Hay un mapa de las costas españolas del siglo XVII. También hay un montón de ilustraciones que llegan hasta finales del siglo XIX y algunas fueron publicadas en revistas pintorescas y están muy bien reproducidas”. Las ilustraciones están ordenadas de forma cronológica y las fotos son una especie de recorrido local, empezando por el puerto viejo, el alma del pueblo, continuando con las vistas generales y recorriendo el municipio desde la rivera, pasando por el parque, la atalaya, los barrios y acabando con las actividades festivas, lúdicas o cotidianas. “Se ve un Bermeo muy bonito. Es pura poesía. Las fotos reflejan un paisaje real de un pueblo más próximo a la naturaleza, un mundo distinto, anterior al ladrillo y el cemento” detallan los autores.
Una obra con una edición muy cuidada y de calidad, que se puede adquirir al precio de 20 euros. Además, si el libro tiene buena acogida, tienen pensada una segunda parte que recogería la época que va desde la galerna ocurrida en 1912, hasta la guerra civil. “Con ello, reuniríamos todo el catalogo de fotos antiguas de Bermeo. Y ya, para redondear, podría ser posible un tercer libro, desde la guerra civil hasta la transición”.