Un alegato a la vida eterna del cine
EN una opresora atmósfera de Texas, allá por los años 50, un grupo de tres adolescentes insatisfechos y aburridos, son espectadores de sus propias vidas en una localidad encerrada en sí misma en la que no hay mucho que hacer. La historia transcurre como sueño inmóvil que se desarrolla entre un viejo cine, un salón de billar y un café abierto toda la noche. Alrededor de esa idea difusa, el cineasta Peter Bogdanovich firmó La última película, un filme de 1971 que también habla de los comienzos de la dictadura de la televisión sobre el viejo cine. La película que sorprendió a toda una generación se proyectó ayer en el arranque del 64º curso de Cineclub FAS que preside Txaro Landa, con Txus Retuerto como mano derecha. Es tal su calidad que ayer, cuando el gentío se arremolinaba para recoger los carnés del nuevo año, le robé una descripción de la misma a un cinéfilo anónimo para titular esta crónica: “Es un alegato a la vida eterna del cine”. A la vista de la afluencia, incesante, el tipo debía tener razón.
Para la puesta de largo desde la sala de máquinas del Cineclub FAS invitaron al actor Iñigo Salinero. Antes de que tomase la palabra ya se supo que los 170 socios tendrán a su alcance este año 36 películas y dos proyecciones extraordinarias: La muerte de Luis XIV, de Albert Sierra, que tendrá por sala de proyección el Museo Guggenheim, y una recreación del cine al aire libre de antaño, allá por el mes de junio, en el barrio de Olabeaga. Les esperan intensas emociones a quienes piensan que el cine es una suerte de prodigio: la recreación de una verdad posible desde la ficción.
A la cita acudieron, además de los ya citados, Txarli Otaola, Pilar Trigueros, Norberto Albóniga, el músico Moura Goudiaby, Marije Murguía, Aitor Arenas, Susana Martín, Carlos Aranguren, Daniel Rubio, Begoña Vázquez Eguskiza, el cinéfilo Toni Garzón, Gaizka Usatorre, Ana Larizgoitia, Alberto Iturriaga, Gonzalo Crespo, Matilde Fernández y un buen puñado de gente entregada a la contemplación, no de los poderes divinos, sino de las creaciones terrenales, que tantas veces a uno le hacen sentirse en el cielo.
A la cita en el Salón del Carmen de Indautxu se sumaron, además de los citados, Aitor Gantxegi, Teresa Morales, Beñat Urkiaga, Carlos Gómez Uranga, Ainhoa Díaz, Pablo Fernández, Idoia Mendizabal, Gonzalo Zurdo, María Teresa Aranzabal y otra mucha gente que fue sumándose a la proyección.
Todos tuvieron noticia de que el Cineclub FAS proyectará Toni Erdmann el próximo día 17 en la sala I de los Golem, en Azkuna Zentroa, dentro de su sesión especial. Su autora, la directora alemana Maren Ade (Karslruhe, 1976), es una de las cineastas de culto de este cónclave de gente que ama este hermoso modo de contar historias.
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