SOPELA - “El mundo es un libro y aquellos que no viajan solo leen una página”, dijo el filósofo San Agustín de Hipona. Por eso, Mikel Rotaetxe (Sopela, 1974) ha debido de leer infinidad de ellos. Artista multidisciplinar, apasionado de los deportes de aventura, de la gastronomía, pintor, monitor de yoga, su inquietud por el conocimiento y la cultura le han llevado a recorrer medio mundo, gran parte en bicicleta. De sus escapadas por el sureste asiático, el norte de África, Sudamérica, y de sus años de estancia en Canarias, Granada, Londres y Grecia, ha surgido ahora un libro titulado Cuentos reunidos, donde recoge 68 relatos cortos pero directos, que giran en torno a las relaciones personales. “Algunos son eróticos, melancólicos, de humor?es un cóctel emocional. Para mí escribir es una vía de expresión”, reconoce.
En concreto, sus inicios en la escritura se retrotraen a sus estudios de Bellas Artes. A partir de entonces, cada lugar al que viajaba, en cada rincón que conocía, Mikel encontraba la inspiración. Primero eran frases cortas que luego daban paso a relatos más extensos. Se convirtió en un observador de la realidad y de las relaciones humanas. Cualquier lugar era bueno para dar rienda suelta a su creatividad y, cualquier soporte, válido. “Conservo muchos de los cuentos escritos en servilletas o trozos de papel. Lo que tenía a mano”, describe. Así, hace diez años se le ocurrió la idea de comenzar a recopilar todos aquellos retales de papeles sueltos. Pero cuando parecía que el proyecto de libro empezaba a tomar forma lo aparcó. “Los escribí todos a ordenador y los perdí todos por culpa de un problema informático. Sin embargo, hace aproximadamente un año retomé la idea y volví a recopilar unos cuantos”, explica.
Una publicación autoeditada que mañana verá la luz con 500 ejemplares a la venta por Internet y bajo encargo. Asimismo, llevará a cabo dos presentaciones: el próximo día 16 en Urduliz y el 23 en el aula de cultura de Kurtzio, en Sopela. “Estos últimos días están llenos de nervios. Algunos amigos que lo han leído me han transmitido un feedback muy positivo y eso supone cierta presión y responsabilidad”, relata.
Además, Mikel ha combinado los relatos con su faceta de pintor. “Cada uno lleva una ilustración mía. Al principio iban a ser imágenes de mis cuadros, pero al final he realizado ilustraciones a carboncillo que resumen cada historia”, apunta. Unos trazos abstractos que permiten al lector imaginarse a los protagonistas de cada historia.
A lo largo de su vida, este sopeloztarra ha dado rienda suelta a su sensibilidad artística a través de diversos proyectos empresariales. Uno de ellos fue el extinto restaurante vegetariano Zuriaitz de Sopela. “Durante mi estancia en Londres empecé a cocinar y me gusta la comida vegetariana”, señala. Posteriormente, cambió de sector y fundó la empresa de multiaventura Sopelbike, que enseñaba deportes como surf, escalada o bicicleta de montaña, entre otros, por Uribe Kosta. “Siempre me han gustado los deportes de aventura y he intentado trabajar en cosas que me gustan”, aclara. Asimismo, también forma parte de la asociación GoazenUP, dirigida a la salud y el bienestar a través de actividades deportivas, como el paddle surf y el yoga. Precisamente, ejerce también como profesor y formador de esta última disciplina. Por eso, es obligado hablar de su libro siempre como su penúltimo proyecto. Porque nunca se sabe cuándo llegará el próximo.