Durango - Hay comercios que van ligados a la historia de un pueblo. Es lo que ocurre con la joyería-relojería Mancisidor, que lleva desde 1896 en Durango instalada en Andra Mari kalea. Tras cinco generaciones de negocio familiar e inmersos en la celebración del 150 aniversario, el establecimiento lo regenta desde hace 18 años Maite Mancisidor. “Nunca me lo había planteado pero mi padre se estaba quedando ciego y decidí quedarme en la tienda. Fue entonces cuando empecé a formarme y a interesarme por este mundo”, explicó la responsable del mítico establecimiento durangarra. “El hecho de que llevemos tantos años es un motivo para querer seguir”, añadió.

Hay que remontarse al año 1896 para ubicarse en el momento de la apertura del negocio. José Mancisidor, natural de Mutriku, contrajo matrimonio con la durangarra Juana Urigüen Olalde y pusieron en marcha el establecimiento. La saga de los Mancisidor siguió con Mateo, Eudoxio y Gonzalo, padre de Maite, que a sus 81 años está viviendo emocionado el 150 aniversario. “Quería tener más información de la tienda y he podido poner en orden la que tenía. Cuando eres joven no prestas tanta atención de las cosas que te cuentan y es una pena que estas inquietudes no me hayan llegado antes. Ahora nos ha tocado un trabajo de investigación que continuaremos”, aseguró la actual responsable de este establecimiento.

Coincidiendo con una fecha tan señalada, Maite quiso indagar en la historia del negocio y se puso en marcha con Gerediaga Elkartea. La entidad durangarra le puso en contacto con el historiador y profesor de la UPV Jon Ander Ramos que se ha encargado de las labores de investigación. Gracias al exhaustivo trabajo se ha conseguido el primer documento escrito que data de 1879 en el que se recogen labores de mantenimiento que el comercio realizaba de los relojes municipales. Y es que las tres primeras generaciones eran relojeros del Consistorio durangarra. “Las tres primeras generaciones fueron mucho más relojeras y fue con mi padre cuando el negocio se empezó a dedicar más a la joyería”, puntualizó la responsable.

Para conmemorar el aniversario, el establecimiento durangarra ha colgado diferentes instantáneas que recogen el siglo y medio de vida de Mancisidor. Una de ellas, que Maite mira con especial cariño, es una de su padre y su abuelo trabajando juntos en la tienda. En lo que a curiosidades se refiere, destaca una instantánea de 1919 en la que figura un avión, al que le tuvieron que quitar las alas para atravesar la calle, aparcado justo delante del negocio y que fue sacada por su bisabuelo Mateo, aficionado a la fotografía.

De bolsillo Hablando de la joya de la corona, la familia guarda con especial cariño un reloj de bolsillo realizado por un relojero inglés en Londres. Y es que el trabajo de investigación ha permitido descubrir que fue construido entre 1740 y 1780. “Desconocemos cómo llegó a nuestra familia y no sabíamos que era tan antiguo. Se sabe que cuando se fabricó estaba pensado traerlo hacia aquí porque cuando los relojeros ponían Londres en lugar de London lo hacían para mandarlo fuera del país”, apuntó la experta relojera.

Reconoce que las cosas han cambiado. “Ahora es mucho más complicado que antes porque las grandes cadenas no existían y el comercio pequeño tenía mucha más fuerza”, asegura. Mancisidor seguirá atendiendo a una clientela que se ha mostrado “muy fiel durante todos estos años”. “Gracias a ellos estamos aquí”, afirma.

En lo que al cambio generacional se refiere, a Maite, madre de dos hijos, le ilusionaría que el negocio familiar pueda dar paso a lo que sería la sexta generación pero dejó muy claro que “si quieren, es una oportunidad, pero nunca una obligación”.