Laudio - Nieto de alguacil, Alfonso Guerrero nació en 1948 en la casa adosada a la parroquia de San Pedro de Lamuza que el Ayuntamiento cedía a estos trabajadores municipales. Tras la muerte del abuelo, su familia se trasladó al barrio de Odeibar “por entonces, uno de lo más singulares del pueblo”, afirma. Su actividad profesional ha estado ligada durante cincuenta años al negocio textil, regentando El Paraíso y Galerías Llodio. Además, es una persona muy vinculada con la actividad social, cultural y tradicional de Laudio.
¿Qué recuerdos le vienen del Laudio de su infancia?
-Muchos, y muy buenos. El clima era antes mucho más lluvioso y el punto de encuentro para los vecinos era el pórtico de la Iglesia. Los chavales jugábamos allí a las chapas o al burro mientras que las niñas se reunían en el pórtico del colegio de las monjas y ellas se entretenían con los cromos o a las tabas. En verano venían comediantes y la gente iba con sus sillas a la plaza para ver los espectáculos, entre ellos el de una familia de funambulistas que enganchaban el cable hasta el campanario y lo pasaban andando o sobre una moto. También se organizaban romerías muy participativas. Todos nos conocíamos y las relaciones sociales eran más cercanas y humanas.
Y con la industrialización llegó el gran desarrollo del pueblo, para lo bueno y para lo malo...
-Así es. El Laudio de mi niñez apenas tenía 2.000 habitantes y ha llegado a alcanzar casi los 22.000. Durante el periodo de mayor crecimiento, hubo mucha premura por construir ya que había necesidad de pisos y se hizo sin mucha previsión ni exigencia urbanística. Desde mi punto de vista se ha perdido mucho patrimonio. Y a nivel social, Laudio se convirtió en un municipio más individualista y menos participativo.
Pero, de algo podrán presumir los laudioarras.
-Por supuesto. En mi caso, cuando viene alguien de fuera a visitarme, siempre le llevo a Santa Lucia. Es un enclave muy bello, precioso y cargado de historia y de tradiciones, como las romerías de San Antonio y de Santa Lucía que aún se celebran.
Ha mencionado unos festejos destacados. ¿Qué otros animaría e invitaría a conocer?
-La Feria de Ganado del Viernes de Dolores. Es un día grande dentro de la vida de Laudio. Tiene una garra tremenda porque hay una exhibición de ganado de mucha calidad. Pasó sus horas bajas pero hay un grupo organizador muy bueno que ha hecho un trabajo y un esfuerzo tremendo por realzarla. Y, además de las fiestas patronales de agosto en honor a San Roque, también se están empezando a recuperar las fiestas de los barrios, como la de Santa Ana, en Areta; San Ignacio, en Ugarte, o las de Latiorro, que, por cierto, el año que viene van a acoger el Concurso de Euskadi de Marmitako. Todo ello es gracias a la labor que están haciendo muchos vecinos de estas zonas.
Hablando de gastronomía, ¿qué sabores ofrece Laudio?
-Hay eventos culinarios que merecen mucho la pena. La sociedad Rakatapla, por ejemplo, organiza la caracolada popular de San Prudencio y la sociedad micológica, una degustación de pintxos de setas que este año será mañana. Aquí son muy típicas las morcillas que se comen el último sábado de las fiestas patronales y en esas fechas la Cofradía de la Sopa de Ajo organiza una jornada para promocionar este manjar.
Comenta que Laudio ha perdido mucho patrimonio. ¿Qué cree que hay que hacer para poner en valor lo que aún se mantiene?
-Yo creo que habría que diseñar un plan estratégico en profundidad para recuperarlo y darlo a conocer. Por ejemplo, se podría crear una ruta sobre las ermitas, el antiguo camino hacia la meseta o sobre el marquesado de los Urquijo. Es un tema muy sensible pero sabemos que por Laudio pasó Alfonso XIII y toda la Corte de Madrid, e hicieron muchas cosas que aún están en pie como el antiguo Asilo, la estación de Renfe, el colegio de La Salle o el palacete de verano que ahora es el parque de Lamuza. También tenemos un importante patrimonio musical que se podría promocionar mejor con agrupaciones como la Banda de Música, las corales, los txistularis o los Arlotes y muchas asociaciones que dan vida al pueblo.
EXCOMERCIANTE DE Laudio, COFRADE Y MIEMBRO DEL GRUPO CULTURAL COSECHA 48