Loiu - El sol de otoño se alió ayer con Loiu. Dorados rayos mañaneros arrancaban reflejos a las impecables carrocerías, a los bellos cromados. La concentración de vehículos clásicos que cada año celebra esta localidad de Txorierri logró esquivar, por fin, a las caprichosas lloviznas que en las últimas ediciones han hecho acto de presencia en esta cita con el motor. Ayer no: ayer este evento pudo celebrarse bajo los despejados cielos de octubre. Desde primera hora, las dos plazas junto a la casa consistorial de Loiu hervían de animación gracias a los autos que iban llegando y tomando posiciones. Un total de 142 vehículos se inscribieron en esta concentración, cifra a la que hay que sumar aquellos que tomaron parte en el encuentro pero que no se apuntaron. Desde el Ayuntamiento de Loiu, organizador del evento, se mostraban muy contentos de la buena acogida de la convocatoria que ha alcanzado su sexta edición. “Ha habido más gente y más coches que nunca”, explicaban. “El balance que hacemos es muy positivo”, destacó el alcalde de Loiu, Josu Andoni Begoña. El regidor subrayó que si esta cita sigue creciendo se plantearán aumentar el recinto destinado a acoger a los vehículos participantes.
Participantes Eran muchos los coches, motos y furgonetas que relucían al sol, trasladando a los presentes a tiempos pretéritos. Entre los muchos que acudieron a esta concentración estaba José Pablo Bizkarguenaga, que acudió con su Triumph Herald de 1964. Tiene otro vehículo antiguo, un Citroën 11 Ligero del año 1939 y explicó que es un habitual de las concentraciones de coches clásicos, ya que es un gran aficionado a este tipo de vehículos. Tanto es así, que él mismo ha restaurado sus dos coches. “Los compré hechos chatarra”, explicó. Así, consiguiendo piezas por Internet y dedicándole ratos a esta ardua tarea, logró poner a punto a la Triumph Herald en dos años.
También frecuenta estas concentraciones de clásicos Imanol Beristain, que acudió con un pequeño BMW Isetta de 1962, sin duda uno de los vehículos más simpáticos de los que ayer estuvieron presentes en Loiu. Imanol aseguró que los coches le han gustado desde niño y que ahora disfruta saliendo a pasear al volante del Isetta que despierta mucha curiosidad. “Vaya por donde vaya levanta simpatías”, explicó.
El que acudía por primera vez a una concentración de clásicos era Roberto Etxebarria, que se presentó a lomos de una réplica de una moto BMW R71 con sidecar. “No quedan muchas y tiene piezas que se han fabricado posteriormente”, afirmó.
El público tuvo ocasión de votar a su auto favorito. Un Chevrolet de 1929 se llevó el premio al vehículo más antiguo, y el galardón a la moto más antigua recayó en una BSA B27 de 1928. El premio al vehículo llegado desde más lejos fue para un Mercedes 300SL que recaló desde Zaragoza. El reconocimiento al más elegante fue para un Ford Mustang y al más deportivo, a un Austin Healey 3000.