Amaia Conde, todo por la escultura
Esta iruindarra lleva cuatro años impartiendo clases de talla en la kultur etxea de Maruri-Jatabe Entre sus trabajos se encuentra la restauración de varias figuras de la fachada del Teatro Arriaga
L. Gondra
Maruri-Jatabe - La escultura es una de sus piedras angulares. A base de pasión y de trabajo ha logrado vivir del arte de domesticar materiales como la madera, la arcilla o la escayola. Amaia Conde lleva ya cuatro años impartiendo clases de talla en la kultur etxea de Maruri-Jatabe. Vecinos de la localidad y de pueblos aledaños acuden semana tras semana a este taller donde Amaia les sumerge en la incomparable sensación de palpar y trabajar las vetas del noble material. Estos cursos municipales con solo una parte de su universo creativo, ya que Amaia tiene su propio taller en el barrio bilbaino de Sarriko, donde trabaja realizando esculturas por encargo, impartiendo clases y volcándose en la restauración.
Amaia ha hecho una apuesta fuerte por la escultura, un arte que comenzó a saludar ya desde niña, en la Iruñea que le vio crecer. Su abuelo, hábil artífice de detalladas réplicas y maquetas de barco, le regaló sus primeras herramientas cuando ella tenía apenas 15 años. Empezó a tallar. Y cuando alcanzó los 18 comenzó a formarse en el quehacer de trabajar la madera, al tiempo que cursaba sus estudios de Administración de Empresa.
Se puso a trabajar como economista en una firma. Pero algo le faltaba. “Todo aquello no tenía sentido y vi que podía hacer con mi vida lo que yo quisiera”, explica. Así que dejó su trabajo y comenzó a estudiar en Iruñea un grado superior de Formación Profesional de Artes Aplicadas a la Escultura. “Era fantástico. Trabajábamos la madera, la forja, la piedra, estudiábamos la historia del arte...”, narra.
Una vez finalizados los estudios la vida le llevó a Bilbao donde trató de encontrar trabajo. Pero la crisis ya había irrumpido con fuerza y no encontró nada, de manera que creo su propia empresa, ACC Técnicas de Escultura, que está afincada en Sarriko. Es allí donde desarrolla parte de su quehacer artesano elaborando esculturas por encargo. Así, le llegan pedidos de particulares y de entidades y empresas que le encargan regalos o trofeos. Madera, arcilla, escayola, resinas, fibra de vidrio, bronce o silicona son algunos de los materiales con los que trabaja. “Cada uno tiene su concepto de este trabajo, pero yo me considero una escultora, no una artista. Sí que tengo piezas que me salen de dentro, pero no tengo mucho tiempo para dedicárselo”, y muestra una talla en madera que plasma una pareja paseando; una pieza bella, mimada, aún a medio hacer y que es arte con todas las letras...
La decoración y el atrezzo para teatro es otro de los ámbitos en los que trabaja, así como en la restauración. De hecho, este año ha disfrutado del que confiesa que ha sido uno de sus trabajos preferidos, que ha consistido en restaurar varias esculturas de la fachada del Teatro Arriaga de Bilbao, una labor que realizó subida a un andamio a 25 metros de altura. “Fue un trabajo precioso, un reto”, asegura.
Imparte clases en su estudio de Sarriko, y los cursos municipales son otro de los ámbitos en los que trabaja. Ha estado al frente de talleres de esta índole en Bilbao, Sondika y ahora está en Maruri-Jatabe, donde el grupo de aprendices de artesanos de la madera está compuesto tanto por chavales como por adultos. Cuando recaló en esta localidad le propuso al Ayuntamiento la puesta en marcha de esta iniciativa y allí sigue, desvelando los secretos de la madera a los jatabetarras.
Artesana inquieta, ha empezado a tallar con motosierra, una disciplina que está aprendiendo con un escultor de Soria. “Me apasiona. Me gusta la rapidez de la escultura con motosierra”, apunta esta artista de la madera.