Elorrio - Eran las 19.30 horas del pasado miércoles y las nubes amenazaban con lluvia. Fue entonces cuando preocupado por sus sesenta fardos de hierba, el elorriarra José María Marzana, más conocido por Arientza -nombre del caserío donde nació su padre-, ni corto ni perezoso, sin esperar a que llegara el tractor, se montó en su viejo Opel Vectra blanco y decidió transportar los fardos hasta el agroturismo de su hermano. “Hay dos kilómetros de distancia y yo le había dicho al del tractor que si la hierba se mojaba no la iba a querer y por eso pensé en llevarlos yo mismo. En el primer viaje conseguí meter ocho fardos sin problemas y en el segundo pensé en ocupar todo el espacio que podía y metí quince”, relata José María. Sin embargo, tal y como explica, en vez de coger una vía alternativa más rural y despistar a los agentes, decidió circular por un vía urbana “con tan mala suerte que me encontré con la patrulla de la Ertzaintza y me pusieron dos multas, una porque la matrícula trasera no se veía y otra por la falta de visibilidad, ya que dos fardos iban encima del capó”, cuenta Arientza. Por todo ello tendrá que abonar 160 euros, “que por pronto pago se quedan en 80” confesó.
Tras el alto de la Ertzaintza, el baserritarra tuvo que estacionar su coche en la calle Padura y “además ya les dije: ¿Ya que me habéis multado porque no me ayudáis a llegar a casa?”, algo a lo que los agentes no accedieron. “Allí me dejaron con toda la hierba en mitad de la calle y además no son muy listos, porque en la multa pone paja y son fardos de hierba. ¿No saben diferenciar una cosa de la otra?”, argumenta el sancionado. “Tuve mala suerte porque al de pocos minutos llegó el tractor y los transportó todos, si hubiera esperado un poco más?”, añade.
Sin embargo, horas después de lo ocurrido Arientza seguía sospechando que los agentes andaban vigilándole. “Hoy también me han seguido -en referencia al viernes-, porque no le he dado al intermitente cuando iba a jugar a cartas y creía que me querían multar y todo eso porque creo que han oído que les he llamado tontos. Me han esperado delante del bar pero les he podido despistar y hasta que no se han ido no he aparcado el coche”, relata a DEIA.
Días después de lo ocurrido se sigue hablando del mismo tema, sobre todo en Elorrio. Una situación que ha desbordado a José María. “Desde el miércoles no hago más que coger llamadas. Me han llamado hasta desde Inglaterra. Ha sido uno de aquí -en referencia a un elorriarra que vive allí- y cuando se ha enterado de la noticia ha querido hablar conmigo. Es que he salido en todas partes, radios, periódicos, televisión?.”, comenta el ganadero.
No es la primera vez que este elorriarra ha utilizado su coche para transportar hierba, como en este caso o ganado hasta su caserío. “Durante años he metido en el anterior coche que tuve, un Seat 600, carneros desde Legutiano hasta Elorrio y nunca me habían parado”, relata. De hecho, los vecinos de Elorrio conocían esta fechoría de José María, por lo que tampoco les llamó tanto la atención cuando supieron la historia de los fardos. “Hacía unos cuarenta kilómetros, pasando por Urkiola, echaba los asientos traseros del 600 y metía los carneros”, explica. “He estado haciendo ese trayecto durante mucho tiempo, pero ahora ha sido cuando me han parado”, lamenta.
Un suceso que se ha convertido esta semana en una de las historias más comentadas en gran parte de Euskadi.