Bilbao - Ni nadie da duros por pesetas, ni nadie pone en renta su piso de veraneo a un precio inferior al establecido en el mercado. Con la llegada del periodo estival aumenta cada vez más la picaresca y los abusos fraudulentos en los alquileres de casas, principalmente en la zona de costa vizcaina. En localidades como Lekeitio, Plentzia, Gorliz o Mundaka son en las que más viviendas se ponen en alquiler en los meses de julio y agosto y, por lo tanto, en los que más se producen estafas e irregularidades de diferente índole.

“Si en una página de Internet aparece un piso en Lekeitio que se alquila por 700 euros al mes, cuando la media ronda los 1.500 euros, hay que encender todas las alarmas para no llevarnos un disgusto. Huele a estafa”, advierte Igor Godoy, responsable del servicio inmobiliario Arrendamiento 10, que gestiona 700 alquileres en Bizkaia. Y es que no es la primera vez que clientes se han quejado de haber sido víctimas de una estafa similar.

La más grave y que se ha dado en los últimos años en Bizkaia es la del supuesto propietario que pide el adelanto de la fianza por Internet o incluso, anuncia pisos fantasmas con ánimo, sencillamente, de embolsarse un dinero y timar a sus víctimas. “Se dan muchos casos de este tipo. Es una estafa clara”, insiste Godoy, quien subraya la importancia de denunciar este tipo de hechos.

Normalmente quien comete este tipo de delitos es una persona que dice vivir en el extranjero. “Se anuncia diciendo que quiere poner en renta su residencia a un precio muy inferior al del resto de los pisos que hay en la costa. Siempre hay gente que pica y que termina aceptando”, dice. Según explica el especialista inmobiliario, después de recibir numerosas quejas y conocer el caso de clientes, desde la agencia inmobiliaria decidieron hacerse pasar por uno de esos inquilinos interesados en pasar sus vacaciones de julio en un piso de Lekeitio.

“El piso nos costaba 800 euros. Un precio ridículo teniendo en cuenta que suelen rondar los 1.500 o más en verano”, concreta. Y prosigue: “Nos dimos cuenta de que el estafador había cogido las fotos de un piso de Lekeitio que teníamos nosotros en nuestra web para anunciarla él en otro portal de alquiler. Lo hacen bien, son listos y cuidan cada uno de los detalles para que el cliente no sospeche, se gane su confianza y finalmente termine picando”, apunta.

En estos casos, la comunicación entre cliente y estafador siempre suele llevarse a cabo a través de correo electrónico, nunca por teléfono, y el futuro veraneante jamás llega a ver el piso antes de efectuarse el contrato de alquiler. “Nosotros también le pedimos que queríamos ver el piso antes, pero el estafador nos contó que vivía en Francia y que le era imposible, pero eso sí que sus padres residían en Mundaka. En compensación nos envió fotos del piso de la zona en la que estaba ubicado; todos los detalles intentando ganarse la confianza. Nos dijo que el inmueble estaba al lado de un panadería -que realmente existe- y en donde nos dijo que nos dejaría las llaves”, describe Godoy.

Sin llaves y sin dinero Una vez cerrado el trato, el estafador envía un contrato, una fotocopia de DNI [suele ser falso] y pide al cliente por adelantado el ingreso de una cantidad asumible de 300 euros. “Eso es lo que nunca hay que hacer. Jamás se debe hacer el ingreso de una fianza en un número de cuenta sin tener ninguna garantía... Todas las fianzas se deben depositar en el Gobierno vasco. Al final te quedas sin dinero y sin llaves de piso de veraneo”, apunta el responsable de Arrendamiento 10. Independientemente de la normativa que dicta la recién aprobada Ley de Turismo, que regula los diferentes alojamientos turísticos, los expertos también han observado otro tipo de prácticas irregulares como los subarriendos de alquileres, cesiones, fianzas más altas de lo debido, falsas promesas, contratos sin especificar, problemas con mascotas...

“También se dan alquileres en dinero negro. En la costa vasca, como en el Estado, es muy frecuente esta práctica. Aunque el contrato verbal tiene valor, los problemas entre inquilinos y propietario son bastantes más complejos de solucionar”, explica Godoy. La cantidad que se deposita como fianza también esconde, en ocasiones, ciertos abusos. De hecho, según aclara el especialista, la cantidad que el propietario pide como fianza tiene que ser proporcional al tiempo de alquiler, partiendo de un máximo de dos meses de fianza por un año. “Hay propietarios que piden cuatro meses de fianza lo que supone un abuso claro. Además, siempre hay que tener claro que esa fianza deberá depositarse en el servicio del Gobierno vasco destinado a garantizar la devolución de las fianzas a los inquilinos”, concreta.

Otro de los casos detectados en Bizkaia pasa por poner en alquiler viviendas que ya están bajo arrendamiento. “Es gente que vive de alquiler y, por ejemplo, deja su piso un mes de verano y lo pone en alquiler. El subarriendo parcial o cesión es ilegal”, enfatiza tajante Godoy. De hecho, el servicio Arrendamiento 10 pone en contacto a inquilinos y propietarios para evitar este tipo de fraudes. Esta cesión ilegal incluye el intercambio de pisos, tan de moda en los últimos tiempos, pero que sin embargo, también está prohibido.

Otra de las situaciones más clásicas radica en las falsas promesas, en apartamentos alquilados que distan mucho de la realidad. Se trata de abusos que ocurren cuando el piso se ha alquilado por teléfono, Internet o a través de una agencia sin llegar a verlos. Las mascotas también están detrás de algunos de los abusos. Hay inquilinos que pretenden no devolver la fianza por haber detectado mascotas en el apartamento. Sin embargo, si el contrato no lo especifica, el inquilino tiene derecho a tener una mascota en la casa alquilada de veraneo.